cultura

La magia de Colombia en la ciudad de La Plata

Katie James nació en Irlanda, pero eligió el país latinoamericano como su lugar en el mundo. La cantora y compositora vuelve a nuestra ciudad, donde ya se ha ganado un lugar.

Inishfree son dos pequeñas islas ubicadas al norte de la costa de Donegal, en Irlanda. En una de esas islas nació Katie James, hace 38 años, de madre inglesa y padre irlandés. Prácticamente no recuerda nada de su tierra natal, porque a los dos años se mudaron a Colombia, en las montañas de Tolima. Ya habían pasado más de dos décadas de la época dorada del hipismo, pero su madre tenía en su sangre muchos glóbulos del flower power y fundó en tierras colombianas una comunidad ecológica. Recuerda Katie: “Era una comunidad alternativa en la que buscaba ser autosostenibles, cultivando lo que se consumía de manera orgánica. Ha sido muy significativo para mí haber crecido en ese contexto multicultural, con una mentalidad muy abierta a las diferentes maneras de ser y de pensar”. Allí pasó toda si niñez y adolescencia, en diálogo profundo con la naturaleza, impregnándose de valores reñidos con el consumismo, jugando con todo lo que la imaginación proveía, incluyendo la música, tocando un violín que la transportaba a regiones en las que de adulta decidió habitar.

Sin ser del todo consciente, en esas tierras agreste, embelesada por los permanentes secretos que le confiaba la Naturaleza, dió los primeros pasos de su forjado destino musical que se inició profesionalmente a los 15 años: “En aquella comunidad de Tolima empezó mi camino artístico. Había mucho espacio para la música, la danza y el teatro, y así crecí, escuchando infinidad de músicas. Por eso, me gusta mezclar y darle la libertad a la inspiración para que llegue en el estilo que quiera”. Un camino por el que ya lleva transitando casi dos décadas, media docenas de discos, una grabación compartida con Carlos Vives en 2022, escenarios trajinados por toda Latinoamérica y Europa, y que el 27 de marzo la llevará a actuar en Barcelona con su compatriota Marta Gómez.

Argentina es un país que ocupa un lugar significativo en el corazón de Katie: “Desde mi adolescencia escucho mucha música de allí, y tengo desde hace un buen tiempo el deseo de ir a conocer, a compartir mi música y a aprender más sobre las suyas. Además ¡Argentina es el cuarto país donde más escuchan mi música!.” Y su música -merced a las redes sociales-, llega a una infinidad de admirados dispersados en el mundo entero. Es una música nacida de una gran autenticidad, una voz bella en la que caben todos los matices, audacia para internarse en una íntima selva de emociones, talento para tocar la guitarra con la multiplicidad de recursos de una concertista que disfruta de tocar canciones populares en una sobremesa de amigos.

Estudió guitarra clásica en el Conservatorio y formó parte del Coro de Cámara de Popayán. A los 13 años hizo su primera canción. El amor y el desamor, la celebración de sentirse parte de la Naturaleza, la inaudita alegría de estar viva, son algunos de los temas que la convocan a componer en ritmos muy variados, que abarcan el bambuco, el pasillo, el vals, la guabina y la balada. Otras veces, interpreta temas ajenos que hace suyos al hacerlos pasar por su propia sensibilidad: Canción de las simples cosas, El breve instante en que no estás o Deja que salga la luna, por citar solo algunos. Dice ella: “Mi música es una mezcla de las influencias anglo de mi familia, del country, del blues, del rock, de la música irlandesa, del folklore de la zona andina colombiana y de toda la música latinoamericana, de la cual la argentina no ha sido la ­excepción ya que en Colombia se escucha mucho el folklore, el rock y el tango argentino”.

En 2019, su canción Toitico bien empacao dio la vuelta al mundo en un fenómeno viral sin precedentes para el género del bambuco, lo que le dio una impensada popularidad en otros países y la posibilidad de tener un público que, desde entonces, no ha hecho otra cosa que expandirse.

Hace dos años actuó por primera vez en la ciudad de La Plata con muy buena respuesta de público, y el próximo sábado 16 de marzo, a las 21, volverá a hacerlo en el escenario del teatro Metro, sola con su guitarra, llenando el escenario con gracia y sensibilidad, desgranando un repertorio que transmite una energía que mucho necesitamos en estos tiempos de desesperanza e incertidumbre.

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