La mujer que busca alimentar al mundo entero
La científica desarrolló una técnica de transgénesis para que los cultivos sean tolerantes a la sequía: “En veinte años el problema pasará por la producción”.
Lo que buscábamos con mi equipo era entender cómo algunas plantas se bancan un montón de tiempo sin agua, sin morirse, y otras no”, dice Raquel Chan mientras las señala a través de una puerta de vidrio las plantas.
A finales de la década del 90, un grupo de investigación del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral liderado por Chan, bioquímica, investigadora del Conicet y profesora de la Universidad Nacional del Litoral, descubrió que un gen que está en el girasol, el HaHB-4, activa un mecanismo de respuesta de las plantas al estrés por la falta de agua, y que podría ser trasladado a otras plantas, como el trigo y la soja, para que activen ese mismo mecanismo y aumentar su tolerancia a la sequía.
A este descubrimiento le siguieron años de estudio, pruebas en laboratorio y campo, y procesos regulatorios para que, algún día, las semillas y sus productos puedan comercializarse. A partir de la instancia de las pruebas a campo, todo ese proceso sucedió a través de un convenio entre la empresa de biotecnología Bioceres, la Universidad Nacional del Litoral y Conicet.
¿Cómo empezó a funcionar?
El 2021 fue un año importante para HB4, como se llamó a los transgénicos modificados con ese gen del girasol. Por un lado, se dieron a conocer resultados positivos de las pruebas a campo: las hectáreas sembradas en esas pruebas con HB4 efectivamente rinden mejor en condiciones de sequía. En el caso del trigo, esa mejora del rendimiento puede ser de hasta un 42%.
Además, en abril Bioceres Crop Solutions empezó a cotizar en Nasdaq y en noviembre el gobierno de Brasil, el principal importador de trigo argentino, aprobó la harina hecha con trigo HB4 para su venta y consumo. Esa legitimación se sumó a la aprobación que ya había hecho Argentina en 2020 -condicional a que Brasil lo aprobara-. La soja HB4 está recorriendo un camino similar. Ya está aprobada en Estados Unidos, Brasil, Argentina, Paraguay y Canadá. Esto representa el 85% del territorio sojero del mundo. Este año podría también obtener la aprobación en China.
Aunque las semillas y las plantas HB4 todavía no se comercializan, su potencial para aumentar la productividad por hectárea podría convertirlo en un hito para la ciencia y la agricultura. Es el primer transgénico con posibilidad concreta de salir al mercado que agrega una herramienta para la mitigación de los efectos del cambio climático, como las sequías.