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La NASA aplazó su misión tripulada a la Luna

La NASA reprograma Artemis II para abril de 2026 y Artemis III para mediados de 2027.

La NASA decidió aplazar hasta mediados de 2027 su misión tripulada a la Luna, Artemis III, debido a problemas técnicos, según un artículo publicado en las últimas horas en su página web.

Asimismo, la misión previa Artemis II, que debe enviar una misión tripulada a sobrevolar la Luna, fue atrasada de 2025 a abril de 2026, anunció el administrador de la NASA, Bill Nelson, en una rueda de prensa.

“No volaremos hasta que estemos preparados, hasta que sea posible hacerlo para las personas a bordo. Debemos hacerlo bien”, dijo el máximo responsable de la agencia espacial, quien señaló algunos problemas detectados en el escudo térmico de la nave.

La misión Artemis II, de 10 días de duración, enviará a cuatro astronautas a la Luna, entre ellos Christina Koch, Reid Wiseman, Victor Glover y Jeremy Hansen. Será la primera vez que los astronautas despeguen a bordo del cohete Space Launch System de la NASA, dentro de la cápsula tripulada Orion, que orbitará la Luna antes de regresar a la Tierra con un amerizaje planificado en el océano Pacífico.

En el caso de Artemis III, los humanos volverán a la superficie de la Luna, cerca de su polo sur. Se continuará la misión no tripulada Artemis I, que finalmente se lanzó en noviembre de 2022 después de años de retrasos debido a dificultades técnicas e incluso algunos huracanes.

Aunque fue un éxito, las investigaciones sobre una carbonización inesperada en el escudo térmico de la cápsula Orion, fundamental para proteger a los astronautas al reingresar a la atmósfera terrestre, contribuyeron a los retrasos adicionales.

El gran objetivo del programa Artemis es que los seres humanos vuelvan a pisar la Luna. Para esta misión, la nave Orión deberá acoplarse a un módulo de alunizaje diseñado por SpaceX, un hito colaborativo que también ha enfrentado retrasos debido a la complejidad técnica del proyecto.

Asimismo, las lecciones aprendidas de Artemis I y II se implementarán en la fabricación del escudo térmico, clave para soportar las temperaturas extremas de reingreso, que pueden superar los 2.800 grados Celsius.

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