La UNLP transforma residuos de la soja en productos de alto valor nutricional
Diario Hoy dialogó con el doctor Gabriel Quintana, responsable de los ensayos que resultaron ser exitosos y suman un nuevo avance a la ciencia local.
La ciencia local avanza a pasos agigantados, y de eso pueden dar cuenta las y los investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), que lograron transformar los residuos contaminantes de la soja en productos con alto valor nutricional.
Gracias al trabajo de un equipo de científicos del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (Cidca), dependiente de la UNLP, el Conicet y la CIC, se halló la fórmula para reutilizar el okara, uno de los más importantes residuos sólidos de la soja, para la protección y crecimiento de una bacteria prebiótica beneficiosa para el ser humano.
“Comencé con la investigación en 2015 sobre un proyecto que ya habían elaborado mis directores. Como Argentina es una gran exportadora de soja, queda una gran cantidad de residuo que es altamente contaminante, ahí surgió la idea de darle un valor agregado. La idea comenzó con un objetivo, pero en el medio encontramos esta veta”, manifestó a diario Hoy el doctor en Ciencias Exactas Gabriel Quintana.
El experto trabajó con este proyecto en el marco de su tesis doctoral bajo la dirección de la doctora Andrea Gómez-Zavaglia y del doctor Esteban Gerbino, quienes lo acompañaron en el desempeño durante las tres etapas principales de la investigación.
“Trabajamos con empresas que son pequeñas productoras y para ellos es una ventaja que nos llevemos el producto, porque el costo para eliminarlo es elevado. Si en algún momento se llega a pasar a lo comercial, se hará en conjunto con las empresas”, manifestó el investigador.
Desde el equipo señalaron que por cada kilogramo de soja utilizado se obtienen aproximadamente entre 1,1 y 1,2 kilogramos de okara fresco. Normalmente, las industrias descartan este tipo de subproductos del procesamiento de alimentos, una práctica que ocasiona serios problemas ambientales y pone en peligro la salud.
“El proceso, dentro de todo y hablando a escala de laboratorio, es rápido, en dos semanas podemos tener el activo; claro que si se pasa a una escala industrial, puede acelerarse. Ahora hay una patente en trámite, es algo que lleva tiempo, y luego el paso será avanzar en los convenios con las empresas que se interesen en este desarrollo”, marcó Quintana.
Por su parte, el doctor Gerbino señaló que, “teniendo en cuenta el elevado valor nutricional y efecto prebiótico del okara, encontrar tecnologías alternativas para su tratamiento constituye una excelente opción para agregarle valor como potencial ingrediente a nivel industrial”, y agregó que “en nuestros laboratorios descubrimos que la fermentación del okara con bacterias lácticas proporciona una alternativa interesante y de relevancia para la industria, lo que nos permitió patentar su uso como medio de cultivo”.