Lanzamiento exitoso del Saocom 1B con impronta argentina y sello de la UNLP

Tras superar los ensayos previos, despegó del satélite Saocom 1B a bordo del cohete Falcon 9 de SpaceX.

El satélite argentino Saocom 1B, con el sello de la UNLP, comenzó su camino hacia la órbita terrestre este domingo a partir de las 20.18 desde Cabo Cañaveral, en la costa sur de Estados Unidos.

Es el hermano gemelo del Saocom 1A y cuenta herramental para tomar hasta 225 fotos por día para medir la humedad del suelo y conseguir información de la superficie en territorio nacional.

La primera etapa del cohete Falcon 9 se separó a los 2 minutos 31 segundos del despegue y fue recuperada en tierra para una próxima misión.

El satélite Saocom 1-B se separó a los 14 minutos 20 segundos del módulo de carga del cohete, se estabilizó en su órbita y abrió sus paneles solares, de acuerdo con la agencia Télam.

El siguiente paso es el despliegue de la antena radar SAR, cada uno de los siete paneles, uno por vez, hasta desplegar completamente su estructura de 35 metros cuadrados. Esa operación de despliegue de la antena terminará antes de pasadas 24 horas del lanzamiento.

En diálogo con diario Hoy, Pablo Ringegni, director del Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA) de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) aseguró que “para lograr desarrollarse, los países deben tener planes a largo plazo, y el Plan Espacial Nacional es un claro ejemplo de esto. Nosotros estamos en la tercera etapa de un proyecto que data de la década de 1990”.

La constelación Saocom, completada con el 1A (lanzado en 2018), dispone de satélites de 4,7 metros de altura y 1,2 metros de diámetro, con un peso total que asciende a los 3.000 kilogramos. A su vez, cuenta con una antena radar SAR que, al desplegarse, cubre un área de 35 metros cuadrados.

En este sentido, el ingeniero aeronáutico señala que, desde hace varios años, “Argentina cuenta con la capacidad que tienen selectos países en el mundo de fabricar sus propios satélites, y estamos hablando de satélites de una envergadura importante. Hoy en día, el país cuenta con todo el aparato científico-tecnológico necesario para este tipo de proyectos”.

El equipo del GEMA, que estuvo a cargo del diseño, análisis y control térmico de la antena SAR (Radar de Apertura Sintética, por sus siglas en inglés), está preparado para asistir a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) durante la etapa de lanzamiento y el despliegue mismo de la antena.

“Lo que vamos a hacer es controlar durante estas fases de lanzamiento, puesta en órbita y apertura de la antena, los parámetros de temperatura que se van dando en la antena para verificar que se mantengan dentro del rango correspondiente”, destacó Ringegni, y agregó: “Al trabajar por microondas, la antena puede atravesar cualquier condición atmosférica, pero para que se dé la mejor performance de funcionamiento de operación, esta debe tener una plenitud muy buena. A medida que el satélite va girando alrededor de la Tierra, puede ser que un lado de la antena mire hacia el sol, alcanzando temperaturas cercanas a los 100º, mientras que la cara que apunta al espacio profundo puede llegar a -120º, provocando que las superficies se curven por dilatación y contracción”.

Además de la parte técnica, el desarrollo del Saocom 1B permitió que alumnos de los últimos años y recién recibidos de carreras como ingeniería industrial, mecánica, electrónica y aeroespacial “hicieran sus primeras armas”.

“Desde el punto de vista profesional, tanto este proyecto como los anteriores son lo máximo que uno puede esperar y, si bien ya lanzamos el 1A, esto lo vamos a vivir de la misma manera. Estoy muy orgulloso por los logros que incluimos hasta ahora y por el equipo de trabajo que tenemos en la Facultad de Ingeniería”, dijo el director del GEMA.

Futuro espacial

El satélite fue desarrollado y fabricado en el país por la Conae junto con la empresa Invap, contratista principal del proyecto, la firma pública VENG, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el Laboratorio GEMA de la UNLP, entre otras 80 empresas de tecnología e instituciones del sistema científico tecnológico del país. Además, contó con la colaboración de la Agencia Espacial Italiana (ASI).

A nivel sudamericano, Argentina es pionera en lo que respecta al desarrollo aeroespacial.

En este sentido, Ringegni espera que el desarrollo de la misión Saocom permita “entender que es una industria de punta que no sólo sirve para lanzar cohetes y llevar satélites al espacio, sino que tracciona a otras industrias, al conocimiento y al desafío tecnológico”.

“Hoy por hoy, Argentina está trabajando en el desarrollo de vehículos lanzadores con el objetivo final, no solamente de construir nuestros satélites, sino de tener con qué lanzarlos, pasando a ser uno de los pocos países que tienen lanzadores en el mundo”, concluyó.

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