Las grandes marcas crían cocodrilos en Australia para hacer carteras

Una manera polémica de mantener el estatus de sus productos llevó a Louis Vuitton y Hermès a invertir en granjas exclusivas para la cría de esta especie.

En pos de mantener la industria multimillonaria de la moda, todo es posible para las grandes marcas de renombre mundial. Es el caso de Louis Vuitton y Hermès, compañías europeas que instalaron una granja de cocodrilos en Australia para luego utilizarlos en la confección de carteras de lujo.

Se trata de una región a la que solo se puede acceder en helicóptero durante la temporada de lluvias, que es entre noviembre y marzo, ubicada en Coolibah, en el norte de Australia. Allí hay una granja del gigante del lujo Louis Vuitton, destinada a la cría de una raza particular de cocodrilos que se caracteriza por sus pequeñas escamas, que luego adornan las carteras.

Esa granja fue adquirida en 2017 y se encuentra entre terrenos empinados y múltiples arroyos. Para asegurarse suministros, ambas marcas francesas acumularon granjas de cocodrilos en la isla durante los últimos diez años y hoy poseen la mayoría de ellas.

“Son muy sensibles a la temperatura. Al comienzo de la etapa de incubación nos permite determinar el sexo de los ejemplares. Nos interesan en particular los machos, porque crecen más rápido”, dijo Ben Hindle, director de las dos granjas de Louis Vuitton, sobre los animales.

La actividad es más intensa en febrero, que es la fecha en que estos reptiles ponen los huevos. En los espacios verdes australianos se recolectan cerca de 4.000 huevos por año, que luego son transportados a ­Coolibah, donde se ubican en incubadoras hasta que nacen las crías. En la granja las cajas llenas de huevos se colocan en una habitación donde hay una temperatura constante de unos 33º C.

Cuando crecen, son trasladados a los criaderos, donde se agrupan en camadas de entre 30 y 40 durante unos nueve meses. Allí son alimentados seis veces a la semana con carne picada de canguro.

Los cocodrilos más grandes (de tres años) pasan ese último año en reductos individuales alambrados en un gran campo, para evitar que se muerdan o rasguñen la piel, antes de ser sacrificados con pistola eléctrica para luego terminar en los bolsos, una práctica fuertemente cuestionada.

“No hay como el cocodrilo marino australiano. La piel del vientre está conformada por escamas muy pequeñas, detalle muy apreciado en particular para confeccionar bolsos”, explicó Hindle.

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