Los incendios forestales devastaron una superficie que equivale a 436 veces la ciudad de La Plata

En lo que va de 2021, el fuego carbonizó más de 26.000 hectáreas en trece provincias. Córdoba, Entre Ríos y Chaco son las más perjudicadas, acumulando solo entre las dos primeras el 55% del total de la forestación afectada.

El último reporte diario del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) informó que en el país hay tres focos activos localizados en Córdoba, Neuquén y Río Negro. Según el registro de los 14 meses precedentes, en la Argentina el fuego arrasó 1.178.088 hectáreas, es decir, unos 11.780 kilómetros cuadrados, lo que equivale a 436 veces la superficie de la ciudad de La Plata.

Según detalló el organismo, las principales provincias afectadas fueron Córdoba, Entre Ríos y Chaco: solo entre las dos primeras acumulan el 55% del total de la forestación carbonizada. Asimismo, el SNMF precisó que el 95% de los incendios son generados por causas antrópicas, es decir que son producidos por la intervención humana, principalmente con la intención de deforestar.

“Entre las primeras causas se encuentra el uso del fuego para la preparación de áreas de pastoreo. Otras causas que prevalecen son el abandono de tierras, las fogatas y las colillas de cigarrillos mal apagadas”, detallaron.

Además del peso de las acciones de las personas, en la propagación de los fuegos también inciden fenómenos naturales como la falta de precipitaciones, las temperaturas elevadas, el bajo porcentaje de humedad, las heladas constantes y los vientos fuertes.

Si bien la principal consecuencia de los incendios es la pérdida de fauna autóctona, desde el organismo aseguraron que no es la única. “El fuego genera una alteración significativa en el sistema natural que provoca: la pérdida de biomasa, estructura vegetal, fragmentación de hábitats y pérdida de especies endémicas de la región”, explicaron.

“El impacto más notorio sobre la fauna se presenta en la pérdida de su hábitat y nichos ecológicos, reduciendo la diversidad y su abundancia relativa, con un efecto ­prolongado en el tiempo luego del fuego”, agregaron.

Es sabido, por otra parte, que la destrucción de los hábitats de los animales afecta mayormente a las especies con menor movilidad; las que logran escapar, en tanto, huyen en busca de refugio a otros sitios, lo que a su vez genera “una presión sobre el nuevo ambiente en el que se refugian y provocan ­desequilibrios en el ecosistema. Asimismo, la competencia entre especies es mayor, escasean fuentes de agua y especies para la alimentación, afectando consecuentemente las redes tróficas del sistema”.

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