Cultura

Los secretos de nuestro calendario

El célebre calendario gregoriano

El tiempo preciso de la rotación completa de la Tierra sobre su eje marca que el día no tiene 24 horas, sino 23 horas, 56 minutos y 4 segundos. El año tiene exactamente 365 días y 6 horas, lo que corresponde a una órbita completa de la Tierra alrededor del Sol. Dichas cifras han complejizado el cálculo de los calendarios, porque en el año solar no cabe una cantidad justa de días, y eso llevó a diversos ajustes que han sido denominados año juliano, año gregoriano y otros incontables registros.

La cuestión se complicó aún más con los ciclos lunares, que tampoco corresponden con precisión a los meses del año, aunque se le aproximan. En el mundo Occidental, se optó por años de 365 días. Con el excedente anual de seis horas y fracción se compone aproximadamente un día más cada cuatro años y ese es el origen del año biciesto, que inventa la fecha adicional del 29 de febrero y la pone en práctica solo en los años cuyas últimas dos cifras son divisibles por 4. Asimismo, este cálculo excede la necesidad matemática , lo que llevó a tachar un año biciesto en cada siglo. Aunque fechas y años son admitidos a escala planetaria, debe recordarse que nunca dejaron de ser puras convenciones y no valores absolutos.

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