Luz ultravioleta: una herramienta para enfrentar a la Covid-19

Un estudio publicado en The Conversation sostiene que el SARS-CoV-2 se vuelve inofensivo ante este recurso, que ya tiene una larga historia como desinfectante.

A mediados del año pasado, un estudio de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, remarcaba la importancia de controlar la contaminación de las superficies para “minimizar la propagación de enfermedades”.

Hoy en día, a casi un año del primer caso de Covid-19 registrado en Wuhan, China, la sanitización de estos espacios se volvió un recurso fundamental para contener la propagación del virus.

Frente al marco de pandemia, un documento publicado en The Conversation analizó los beneficios de un recurso utilizado en muchas disciplinas para la higiene y desinfección de ambientes: la luz ultravioleta (UV).

En esta oportunidad, la plataforma compartió un estudio realizado por Karl Linden, profesor de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Colorado, quien asegura que el SARS-CoV-2 se vuelve inofensivo contra esta herramienta.

De acuerdo al especialista, los fotones UV de entre 200 y 300 nanómetros son absorbidos por los ácidos nucleicos que forman el ADN y el ARN. Estas biomoléculas esenciales son dañadas por la energía absorbida, haciendo que el material genético dentro de una ­partícula de virus o un microorganismo no pueda replicarse o causar infección, inactivando al patógeno.

Si bien la principal vía de transmisión del virus es el contacto de persona a persona, también puede transmitirse al tocarse la cara luego de haber estado en contacto con una superficie contaminada.

En este sentido, Linden explicó: “He observado que los rayos ultravioleta se pueden utilizar para reducir el riesgo de transmisión a través de ambas rutas. Las luces UV pueden ser componentes de máquinas móviles, ya sean robóticas o controladas por humanos, que desinfectan superficies. También pueden incorporarse en sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado o colocarse dentro de los flujos de aire para desinfectar el aire interior. Sin embargo, los portales ultravioleta que están destinados a desinfectar a las personas cuando ingresan a espacios interiores probablemente sean ineficaces y potencialmente peligrosos”.

La radiación ultravioleta consta de longitudes de onda que van de los 100 a los 400 nanómetros y son invisibles al ojo humano. Estos rayos se dividen en tres subtipos: A, de 315 a 400 nanómetros; B, de 280 a 315; y C, de 200 a 280.
Si bien hay quienes afirman que los rayos ultravioleta pueden desinfectar una cabina en 30 segundos, eliminando el 99% de los gérmenes, Linden destaca la necesidad de estudiar la seguridad ocular y las consecuencias de la exposición a largo plazo antes de usarse en entornos públicos.

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