cultura

Marguerite Duras, la pasión de escribir

Nació en Indochina en 1914 y a los 18 años se radicó en París.

Para Marguerite Duras, “la soledad de la escritura es una soledad sin la que el escribir no se produce, o se fragmenta exangüe de buscar qué seguir escribiendo”. Una soledad que llevó a no dictar nunca un texto a un amanuense ni darlo a leer previamente a un editor. En esa soledad creó libros inolvidables como Moderato cantabile, El amante de la China del Norte y El hombre sentado en el pasillo.

Escribir es una suma de reflexiones sobre esa pasión que llenó su vida. Una reflexión que la acompañó durante toda su vida, pero que no le permitió llegar a una respuesta: “Nunca descubriré por qué se escribe ni cómo se escribe”.

Dice esta escritora nacida en Indochina en 1914 y que a los 18 años se radicó en París que nunca supo algo de lo que iba a escribir, porque, de saberlo de antemano, no lo hubiera escrito: “La escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida”.

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