Roxana Aramburu, una gran dramaturga platense

La escritora logró combinar en su vida la literatura y la ciencia. Es autora de una veintena de obras, algunas de las cuales ganaron premios internacionales.

Alguna vez la Biología y la literatura estuvieron peleadas en su vida. Discutían, daban portazos, y luego, como tantas parejas, se reconcilaban. Roxana Aramburu supo lidiar con esos conflictos propios, y también de la comunidad científica, que no termina de asimilar la combinación de mujer científica y artista.

De esa batalla ganada surgieron obras: La huelga de las escobas, Últimamente vencidos y Cabaré político.

—¿Sentís que aún cuesta asimilar la dramaturgia a la literatura, como si el escritor de teatro habitara los suburbios?
—Absolutamente. Una discusión tan eterna como inútil, a mi juicio: hay textos teatrales que constituyen muy buena literatura y otros pueden no ser leídos como uno lee una novela o un cuento... También es cierto que las editoriales que publican teatro son escasas, y no hay un hábito de abordar lectura de textos teatrales. Tengo la suerte de tener gran parte de mis textos publicados, lo cual es poco frecuente.

—Tu dramaturgia está atravesada por la historia.
—Este interés me permitió participar de varios ciclos de teatro histórico, como “El teatro y la historia”, entre otros. Me gusta atravesar los hechos cotidianos y de la gente común, con sucesos exteriores fuertes que vienen a potenciar los conflictos más íntimos. ¿Qué pasa cuando el afuera está viviendo una situación de tanta tensión que afecta mi vida personal?

—El terrorismo de Estado es uno de los temas que abordás en algunas de tus obras. ¿Tenés algún recuerdo de esos años ominosos?
—Sí, claro… tengo muchísimos recuerdos y muy marcados. En el año 1976 tenía 14 años y toda mi infancia viví al costado del Regimiento 7 de Infantería, sobre calle 53 y 19, es la zona que afortunadamente hoy está ocupada por la plaza Islas Malvinas. En esa época, vivir al lado del cuartel era bastante complicado y, como todos sabemos, en La Plata la represión en los años anteriores al golpe de estado también fue muy intensa... varios amigos de mi familia fueron secuestrados, hoy detenidos-desaparecidos. Y tengo recuerdos muy vívidos
del ataque a la casa Mariani-Teruggi y otros operativos cerca de mi casa.

—Hablanos de la experiencia de hacer El espacio indecible en la casa Curutchet.
—Formaba parte de un proyecto mayor llamado Arquitectura y Teatro, donde la idea era cruzar el lenguaje teatral con el lenguaje de la arquitectura. Lo hice con Nelson Mallach y, a la hora de pensar un edificio emblemático para el primer espectáculo, surgió obviamente la única casa diseñada por el maestro Le Corbusier en América Latina y que tenemos el orgullo de tener en La Plata.

Estuvimos en funciones varios años. Fue un espectáculo muy celebrado, siempre con mucho público, incluyendo gente que lo vio varias veces.

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