Ciencia

T. rex: un estudio revela el poder de su mordida

De acuerdo a la investigación de Jack Tseng y Joseph Peterson, las crías del Tiranosaurio ya tenían un mordisco equivalente al de las hienas o cocodrilos modernos.

Además de ocupar su propio y distinguido lugar en la historia de la ciencia, el Tiranosaurio Rex ya es parte de la cultura popular.
Con cuatro metros de altura, más de 12 metros de longitud y una masa corporal de entre 5 y 8 toneladas, se trata de uno de los carnívoros más temibles de la historia natural del planeta. Su mordida, en ese sentido, aún es material de estudios. Así, se ha determinado que el mordisco de un ejemplar adulto podía ejercer 35.000 newtons de fuerza. Es decir, más del doble que el de un cocodrilo y casi ocho veces el de un león moderno.

De acuerdo a una investigación publicada recientemente en la revista PeerJ, las crías o individuos juveniles de la especie ya eran capaces de morder con la fuerza de una hiena o un cocodrilo actuales. El estudio, liderado por Jack Tseng y Joseph Peterson, se basó en el reciente hallazgo de huesos de dinosaurios fosilizados, que tenían marcas de dientes de un Tyrannosaurus Rex juvenil de unos 13 años de edad.

Los científicos hicieron una réplica en metal del diente en forma de cimitarra, montaron la pieza en un bastidor de ensayos mecánicos, que se utiliza habitualmente en pruebas de ingeniería, y se trató de romper el hueso de una vaca. Con la prueba se determinó que un ejemplar juvenil podría haber ejercido hasta 5.641 newtons de fuerza; es decir, la sexta parte de un ejemplar adulto. Como referencia, la fuerza de la mandíbula de un ser humano es de unos 300 newtons.

“Si los T. rex juveniles tienen hasta casi 6.000 newtons de fuerza de mordida, eso los coloca en una categoría de peso ligeramente diferente”, señala Tseng, profesor de biología en la Universidad de California Berkeley. “Al refinar realmente nuestras estimaciones, podemos ubicar a los juveniles de manera más sucinta en una parte de la red alimentaria y pensar en cómo pueden haber desempeñado el papel de un tipo de depredador diferente al de sus padres adultos más grandes”.

Estas nuevas estimaciones son considerablemente superiores a otras realizadas anteriormente, que situaban la fuerza de mordida de los jóvenes tiranosaurios en unos 4.000 newtons. El dato resulta fundamental para entender el ecosistema en el que vivían los dinosaurios, o cualquier animal extinto, qué depredadores eran lo suficientemente poderosos como para comer qué presa y con qué otros competían. “Esto nos ayuda a medir la rapidez con la que la fuerza de la mordida está cambiando de juvenil a adulto y a comparar con cómo está cambiando el cuerpo durante ese mismo período de tiempo”, señaló Peterson. Es profesor en la Universidad de Wisconsin en Oshkosh y paleopatólogo, especialista en las lesiones y deformidades visibles en los esqueletos fósiles.

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