Trastornos obsesivos compulsivos en pandemia

Con la llegada del nuevo coronavirus, algunos temores se incrementaron y muchas personas manifiestan conductas exageradas en relación a los hábitos de limpieza. Ante estas situaciones, es clave el acompañamiento de profesionales de la salud mental.

Con la pandemia de Covid-19 aparecieron temores hasta el momento desconocidos. En algunas personas, estos miedos surgieron como una emoción ocasionada por la aversión natural frente al riesgo o a una amenaza, mientras que en otras terminaron por convertirse en fobias.

Duchas reiteradas, lavado excesivo de manos, rechazo al tacto de diferentes objetos y superficies, desinfecciones constantes y otras conductas exageradas podrían indicar la presencia de un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

“El TOC es una entidad de la esfera de la salud mental que cursa con obsesiones y rituales compulsivos. Las obsesiones son pensamientos intrusivos, parásitos, que se cuelan de forma imprevista en nuestra conciencia, y que son egodistónicos; esto quiere decir que nos generan un malestar más o menos significativo. Consecuentemente, aparecen las compulsiones, que son actividades mentales o motoras que realiza el paciente buscando neutralizar esos pensamientos”, explicó a diario Hoy Hernán Melia, psiquiatra y subinvestigador del Centro de Estudios Neuropsiquiátricos y Psicológicos (Cenpia) de La Plata.

“El origen del TOC se puede observar en un imbricado en el que aparecen factores biológicos, genéticos y ambientales, donde neurotransmisores, como la serotonina, juegan un papel central, así como también el aprendizaje condicionado y reforzado secundariamente”, agregó el médico.

La misofobia, o miedo irracional a los gérmenes y suciedad, es uno de los subtipos del TOC. “A raíz de eso, la persona no puede dejar de realizar actos desmedidos para neutralizar ese temor, como usar guantes, lavarse indefinidamente las manos, no tocar picaportes o llaves”, detalló Melia.

Los especialistas coinciden en que el confinamiento afecta toda condición previa, así como también cualquier otra situación clínica. En este sentido, el psiquiatra precisó: “La pandemia y la consecuente cuarentena nos sumió en un estado de incertidumbre y preocupación permanente sobre nuestra salud, nuestros seres queridos y nuestra situación económica y social. Este estado de estrés constante opera como combustible para toda situación que ya traíamos. En el caso del TOC, es posible que aumente la sintomatología, y aun más cuando a eso se le suma la falta de controles médicos”.

Si bien existen escalas y criterios diagnósticos para evaluar el tipo y gravedad del TOC, cuando los síntomas comienzan a molestar, es decir, cuando impactan en la vida cotidiana de las personas, es hora de consultar al especialista.

Melia admitió que “para afrontar las inseguridades que todo trastorno significa, es fundamental una buena alianza terapéutica con el o los profesionales”. Y, además, indicó: “Más allá del tratamiento formal, con psicoterapia y psicofarmacología, numerosos estudios evidencian que la actividad física aeróbica durante treinta minutos, no menos de tres veces por semana, colabora con el proceso y estimula la irrigación cerebral y corporal”.

“La prevención se basa en una consulta oportuna a un especialista, donde la psico­educación resulta fundamental”, concluyó el psiquiatra.

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