ciencia
Un diamante revela un secreto a 660 kilómetros de profundidad
El estudio de un extraño mineral muestra que existe un entorno rico en agua, atrapada en estos materiales, bajo la corteza terrestre.
Según un artículo publicado en la revista especializada Nature Geoscience, la investigación de un diamante defectuoso acaba de revelar la existencia de agua a profundidades sorprendentes bajo la corteza terrestre. Quizás, de acuerdo con el estudio científico, en cantidades igualmente inimaginables. El centro del hallazgo gira alrededor de la inclusión de ringwoodita en el diamante, algo que desde el punto de vista de la joyería sería un evidente defecto, pero que en este caso abre la puerta a un gran descubrimiento para la ciencia.
Tingting Gu, del Instituto Gemológico de América (GIA), en Nueva York, sugiere que, dada la gran capacidad de almacenar agua que tienen minerales como la ringwoodita, el manto terrestre podría albergar cantidades insospechadas del líquido elemento. En teoría, según dice el propio Gu, la zona del interior de la Tierra donde se hallan podría absorber hasta el equivalente a seis océanos terrestres. Pero el agua no se encontraría en ningún caso en forma de mares, sino atrapada en esta especie de materiales sólidos.
El equipo de científicos comandando por Gu analizó un diamante tipo gema procedente de la mina Karowe de Botsuana, que había sido atrapado y protegido por una muestra del manto inferior de la Tierra en su viaje, desde una profundidad de aproximadamente 660 kilómetros, hasta la superficie. Durante el estudio encontraron pruebas de la presencia de ringwoodita y de otros minerales y fases hidrosas en el diamante; lo que indica que se formó en una región hidratada del manto terrestre, según el equipo, que considera que estos hallazgos pueden mejorar nuestra comprensión del ciclo del agua profunda de la Tierra.
Tal como revelan los científicos, el agua oceánica puede ser transportada por los minerales hidratados a las profundidades de la Tierra antes de ser devuelta a la superficie a través de la actividad volcánica. Dicho proceso es conocido en el marco de la ciencia como el “ciclo del agua profunda”. Asimismo, estas aguas profundas pueden afectar a la explosividad de las erupciones volcánicas, y a la naturaleza de la actividad sísmica y la tectónica de placas.
Sin embargo, la toma de muestras y el estudio del ciclo de las aguas profundas de la Tierra son muy dificultosos, debido a que el pozo más profundo llega a poco más de 12 km de profundidad bajo la superficie. Por esa razón, los autores del estudio analizaron ese diamante llegado a la corteza desde 660 kilómetros más abajo.