cultura

Un huracán llamado Fernando Peña

Con sus personajes revolucionó el mundo de la radio.

Durante 11 años Fernando Peña fue comisario de a bordo. El amor por los aviones le venía desde la infancia. Vivía con su mamá y su hermano en Uruguay y, cada viernes, en vuelo desde Buenos Aires llegaba su padre, Pepe Peña, famoso periodista deportivo: “Llegaba con una mezcla de corbata de seda, perfume, cuero lustrado, camisa de algodón, spray para el pelo, mucho tráfico y demás olores metropolitanos”.

Recordaba que una de las ­anécdotas más desopilantes que le tocó vivir como empleado de una línea aérea fue cuando dejó ­escapar de su jaula a un mono capuchino y hubo que prender la luz en el medio de la noche y ­pedirles a los pasajeros que ­ayudaran a ubicar al espécimen, que andaba excitado por todo el avión.

Luego vendría una carrera en la que se combinó el teatro y la radio. Esquizopeña fue su primer unipersonal –el que le daría aplomo sobre los escenarios– y disfrutaba mucho desplegando cada mañana su ­irreverencia al aire, en su programa El parquímetro, sacando de su lugar a los entrevistados, ya fueran del espectáculo, del deporte o de la política.

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