cultura
Uno de los intelectuales más temidos del planeta
Ernest Mandel fue un economista, historiador y escritor belga que sobrevivió a un campo de concentración nazi y fue considerado el trostkista más famoso del mundo.
Nacido en una familia de judíos polacos en la ciudad belga de Amberes, su padre, Henri Mandel, tenía simpatías izquierdistas, concretamente, las ideas de León Trotsky. Durante la década de 1930, el hogar de los Mandel se convirtió en un lugar de encuentros para refugiados de todas partes del mundo. Henri soñaba con una carrera académica para su hijo, pero Ernest tenía otras prioridades, criado bajo lecturas y debates interminables, se convirtió en un agitador incansable y un erudito que escribió algunas de las obras más significativas de la teoría marxista durante la segunda mitad del siglo XX.
1936 fue un año decisivo en su vida, dos acontecimientos tuvieron lugar: la Guerra Civil española y los Procesos de Moscú. Ambos ejercieron una gran influencia en él. La guerra civil española desató una inmensa ola de solidaridad; pese a que tenía apenas 13 años, Ernest Mandel participaba en todas las manifestaciones a favor de la República española, se recogía dinero para la lucha y la gente que volvía de las Brigadas Internacionales en España. Por otro lado, la familia de Mandel había conocido a varios de los acusados en los Procesos de Moscú, lo que enfureció a su padre sin límites. Fue así que, recién entrado a la adolescencia, Ernest Mandel se hizo trostikista.
Mandel llegó a ser el trotskista más famoso del mundo: heredó la dirección de la IV Internacional y fue reconocido o negado por los suyos con el terrible fervor con que suelen hacerlo los seguidores del Ejército Rojo. Tenía 10 años cuando Hitler llegó al poder, a los dieciséis años se incorporó a la Resistencia, entró en el socialismo para crearle un ala izquierda y, en 1940, el mismo año en que Trotsky fue asesinado en México por orden de Stalin, se incorporó a las filas del internacionalismo. En la década de 1960, publicó un libro de referencia para la discusión de la economía: Tratado de economía marxista. Al poco tiempo, lo llevaron preso por incitar el caos y al salir de la cárcel se había convertido en uno de los intelectuales rojos más temidos del planeta.
La pura suerte fue una de las razones por las que Mandel consiguió salir adelante. Pero también atribuyó su éxito arrasador al hecho de establecer lazos con algunos de los guardianes de la prisión alemana que habían sido partidarios del partido socialdemócrata antes de que los nazis tomaran el poder: “Era lo más inteligente que se podía hacer, incluso desde el punto de vista de la autopreservación”. Las duras condiciones le pasaron factura y Mandel fue hospitalizado a principios de 1945. El 25 de marzo de 1945, las fuerzas estadounidenses liberaron el campo en el que estaba recluido.
Pasó clandestinamente por decenas de países intentando unir los desgajamientos trotskistas. Pretendía hacerles entender a cada uno de sus camaradas que la revolución no estaba a la vuelta de la esquina, que Marx había previsto la eventualidad de una tremenda derrota y que el stalinismo era el principal enemigo del célebre “¡Trabajadores del mundo, uníos!”.
Su libro más traducido, La tercera edad del capitalismo, anticipó la euforia mercantilista del reaganismo e incluso la catástrofe menemista de los noventa. Fue uno de los primeros en detectar que una de las características centrales del capitalismo tardío era la aceleración del ritmo de innovación tecnológica.
En 1987, ya profesor de economía en la Universidad Libre de Bruselas, se dio el gusto de escribir Asesinos exquisitos, un curioso ensayo sobre la novela negra.
El periodista y escritor argentino, Osvaldo Soriano, reveló que las giras clandestinas de Ernest Mandel solían terminar en escándalo: expulsado de Alemania, Australia, Francia, Suiza y naturalmente de los Estados Unidos. Es posible que haya estado de incógnito en nuestro país durante el gobierno de Arturo Frondizi. Durante los años de la última dictadura en nuestro país, a finales de la década del setenta, se fijó una fecha en Ixelles (Bélgica) y allí acudieron los acusados de montar una campaña antiargentina a escuchar lo que decía Mandel, sucesor de Trotsky y enemigo de los capitalistas. En su libro Piratas, fantasmas y dinosaurios, Soriano rememoró ese inolvidable encuentro: “Enseguida me hizo acordar al profesor socialista que Marcello Mastroianni interpreta en Los compañeros […] Empezó a hablar y al rato ya se estaba peleando con todos. No decía una sola palabra de lo que uno tenía ganas de escuchar, explicaba el mecanismo social y económico que había llevado a la Argentina al desastre desde Uriburu hasta Videla”. En ese sentido, según Soriano, Mandel tenía la elegancia del despojamiento, las maneras virulentas y corteses de los revolucionarios del siglo XIX. Finalmete, falleció el 20 de julio de 1995.