Con un violento operativo las fuerzas de seguridad desalojaron a manifestantes en Sri Lanka
Policías y soldados destruyeron el campamento de los manifestantes, que se reunieron para protestar contra las medidas económicas del gobierno.
El operativo de represión nocturno lanzado pese a que los manifestantes habían anunciado que se desconcentrarían por la mañana hizo que la ONU, Estados Unidos y otros países denunciaran la mano dura utilizada. También un abogado de derechos humanos dijo que varios manifestantes fueron hospitalizados con heridas y que la Policía detuvo a periodistas y a otro letrado.
Los ceilandeses tienen las calles tomadas desde hace meses para exigir la renuncia de sus líderes ante una crisis económica que dejó a la nación surasiática, de 22 millones de habitantes, desabastecida de medicamentos, alimentos y combustible. El pico máximo llegó la semana pasada, cuando los manifestantes ocuparon la sede de la presidencia y otros edificios públicos, además de forzar la huida al extranjero del expresidente Gotabaya Rajapaksa, cuya familia ha gobernado Sri Lanka la mayor parte de las dos últimas décadas.
Su lugar lo ocupó Ranil Wickremesinghe, que fue elegido por el Parlamento, y lo primero que hizo fue nombrar como premier a su amigo de la infancia y compañero de colegio Dinesh Gunawardena, de 63 años y miembro de una importante familia política.
El lunes pasado, Wickremesinghe declaró el estado de sitio para poder lidiar con las persistentes protestas, y ayer emitió un decreto que ordena a las fuerzas de seguridad mantener la ley y el orden en todo el país. Ahí fue cuando, antes del amanecer, policías y soldados destruyeron el principal campamento de manifestantes en la capital, un parque ubicado cerca del palacio presidencial, y desalojaron a los activistas varias horas después, informó la agencia de noticias AFP. Personas en el lugar afirman que vieron a los soldados cuando atacaban con bastones a civiles, incluidos periodistas, mientras avanzaban hacia los grupos de manifestantes congregados en el sitio.
Los testigos presentes dijeron que también detuvieron a varias personas y destruyeron las tiendas de campaña en la avenida que conduce al palacio, mientras la Policía bloqueaba las calles adyacentes para impedir la llegada de nuevos manifestantes.
Equipados con material antidisturbios, la Policía y los militares retiraron las barricadas que bloqueaban la entrada principal del palacio presidencial, ocupada por los manifestantes desde principios de mes, y declararon que “nueve personas fueron detenidas”, de las cuales “dos resultaron heridas” durante la “operación de desalojo”.
Las voces internacionales
Hanaa Singer-Hamdy, coordinadora de la ONU para Sri Lanka, expresó su grave preocupación y dijo que periodistas y activistas de derechos humanos no deben ser impedidos de supervisar las manifestaciones. “Las acciones que sofocan protestas y el derecho a la reunión pacífica pueden empeorar la inestabilidad económica y política de Sri Lanka”, dijo.
Por otra parte, la embajadora estadounidense en la capital comercial del país, Colombo, Julie Chung, expresó su “profunda preocupación” por esta operación militar. “Instamos a las autoridades a que actúen con moderación y proporcionen atención médica inmediata a los heridos”, tuiteó.
En tanto, el embajador canadiense David McKinnon dijo que “es crucial que las autoridades actúen con moderación y eviten la violencia”.
Por su parte, Amnistía Internacional instó a las autoridades de Sri Lanka a respetar la disidencia y condenó el uso de la fuerza contra periodistas, entre ellos un fotógrafo de la BBC que cubría la operación militar.
El líder de la influyente Asociación de Abogados de Sri Lanka, Saliya Peiris, condenó la acción militar y advirtió que dañará la imagen internacional del nuevo gobierno: “El uso innecesario de la fuerza bruta no ayudará a este país y su imagen internacional”, señaló.
Wickremesinghe, quien fue seis veces primer ministro, debe completar el mandato de Rajapaksa, que finaliza en noviembre de 2024.