Feroz despliegue militar en Israel

Se produjo tras la muerte de tres personas en dos atentados después de una masiva protesta contra la reforma judicial.

Durante el fin de semana, más de 250.000 personas se concentraron en distintos puntos de Israel en el marco de una serie de protestas contra la reforma judicial que pretende establecer el gobierno de Benjamin Netanyahu. En ese marco, el gobierno movilizó a todas las fuerzas de seguridad tras la muerte de tres personas en dos atentados, en medio de una nueva escalada de tensiones en Medio Oriente.

Asimismo, se informó que en Tel Aviv un conductor lanzó su coche por un bicisenda en una gran avenida frente al mar, matando a un hombre e hiriendo a siete personas de entre 17 y 74 años. La jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, indicó que la víctima mortal, de 36 años, se trataba de un ciudadano de su país, identificado como Alessandro Parini, y mandó condolencias a su familia. Entre los heridos que estaban siendo tratados en el hospital Ichilov de Tel Aviv había cuatro turistas: tres de nacionalidad británica y un italiano.

Tras este atentado, el primer ministro ordenó “movilizar todas las unidades de reserva de la policía en las fronteras y movilizar fuerzas suplementarias (del ejército) para enfrentar los atentados terroristas”. Pocas horas después, dos hermanas israelo-británicas de 16 y 20 años murieron y su madre resultó gravemente herida en un atentado en el asentamiento judío de Efrat, en Cisjordania, un territorio ocupado por Israel desde 1967.

Las nuevas movilizaciones marcaron decimocuarta semana consecutiva de protestas contra la polémica reforma, que busca otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento del aparato judicial, cuya independencia se vería profundamente socavada. No obstante, Netanyahu anunció el pasado 27 de marzo la suspensión temporal de los trámites legislativos y el comienzo de negociaciones con la oposición para impulsar una reforma consensuada, las manifestaciones no han cesado.

En un comunicado, el Ministerio de Exteriores de Jordania condenó “las intensivas intrusiones” en Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam, que volvió a ser escoltado “fuertemente por la Policía de la ocupación israelí”, algo que Jordania consideró que representa “una alevosa violación de la santidad de los lugares sagrados”.

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