Las mujeres vuelven al trabajo a dos semanas de llegar al poder

Trabajadoras del sector sanitario y de la educación aseguran que no hubo mayores cambios en relación a principios de agosto.

Dos semanas después de la toma del poder por los talibanes, algunas afganas volvieron hoy a su trabajo tras la promesa de los nuevos líderes de ser más tolerantes que en su pasado Gobierno (1996-2001), que estuvo marcado por la brutalidad y discriminación hacia las mujeres.

Trabajadoras del sector sanitario y de la educación aseguran que no hubo mayores cambios en relación a principios de agosto, antes de la llegada de los talibanes.

Pero empleadas de otros sectores aguardan la autorización para volver al trabajo, a la espera de ver cómo los talibanes les permiten retomar sus actividades dentro de la ley islámica (la sharia), es decir, separadas de los hombres.

En Kabul, una enfermera del Instituto Médico francés para madres y niños (FMIC) señaló que "algunas compañeras no han vuelto a trabajar y otras intentan salir de Afganistán".

La mayor parte de las mujeres no tenían derecho a trabajar durante el primer Gobierno talibán, salvo unas pocas excepciones, sobre todo en el sector sanitario.

El viernes, el nuevo Emirato islámico, como se autodenomina el Gobierno talibán, pidió a estas trabajadoras que retomaran el trabajo "con normalidad", dado que los médicos varones no pueden examinar a las mujeres.

Esta regla no escrita, que no ha sido aún confirmada por el nuevo Gobierno, estuvo en vigor estos últimos 20 años en buena parte de Afganistán, un país muy conservador, sobre todo en las zonas rurales.

Aunque tanto en Kabul como en las principales ciudades del país las mujeres solían ser atendidas por médicos hombres, a excepción de los análisis ginecológicos.

Los talibanes, que en su anterior etapa en el poder habían instaurado una segregación estricta entre sexos, se muestran ahora más tolerantes.

Las mujeres tienen "el derecho innato" a trabajar, explicó Sher Mohamad Abbas Stanikazi, dirigente de los talibanes en Doha (Qatar), el viernes. "Pueden trabajar, estudiar, participar en política y hacer negocios".

En un primer momento, no obstante, los nuevos gobernantes afganos les pidieron que se quedaran en casa. Una medida presentada como temporal porque había que formar a algunos soldados para que las respetaran.

Mientras las profesoras volvían a sus clases, los talibanes declararon que las niñas y adolescentes podrían seguir estudiando, incluso en la universidad, pero "según la sharia", es decir en clases no mixtas.

La separación de sexos ya era una realidad desde 2001, salvo en la universidad y la escuela primaria.

Pero con respecto a 1996-2001, el cambio era sustancial. En aquel periodo las niñas no podían estudiar, salvo en algunas excepciones locales de educación en casa.

En la norteña Kunduz, una profesora recomenzó sus clases de dari (el dialecto persa hablado en Afganistán) para niñas de 10 y 11 años. "No cambiaron nada de las materias o de las reglas, solo los uniformes de los chicos", aseguró, citada por la agencia de noticias AFP.

Pero en la occidental Herat, una profesora de universidad contó que volvió varias veces a su establecimiento a ver si había novedades, pero aún no se retomaron los cursos.

Algunos creen que la segregación permitirá a las jóvenes de familias conservadoras ir a la universidad. Para otros, el problema está en la falta de docentes calificados.

"Doy clases a chicos así que no sé si me dejarán continuar, porque soy una mujer joven", explicó una profesora de inglés de una escuela de Kabul.

Pero la mayor preocupación de estas mujeres formadas es la situación económica. El país depende en gran parte de la ayuda exterior para pagar sus servicios públicos y el recorte de la financiación internacional podría tener consecuencias devastadoras.

"La administración de la clínica no nos paga desde hace cinco meses", reveló una partera de Kandahar.  

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