Preocupa en Jamaica la escasez de marihuana

Se debe a factores climáticos y a las restricciones por la pandemia de Covid-19. Hay cada vez menos agricultores.

Nunca se había visto en Jamaica algo así. El país caribeño se está quedando sin marihuana. Y la pandemia mundial de Covid-19, la enfermedad producida por el virus SARS-CoV-2, tiene buena parte de la culpa.

Mucha gente en Jamaica vive de la producción de marihuana. Aunque el gobierno autorizó a 29 agricultores a cultivar esa planta con fines medicinales y la tenencia de un pequeño número de plantas y la utilización religiosa está permitida, la inmensa mayoría de las plantaciones son ilegales, y tienen como objetivo el mercado recreativo.

Es ese mercado el que se hizo añicos el año pasado, cuando una confluencia de factores hizo caer drásticamente la oferta de marihuana respecto de la demanda.

Uno de los factores es el climático. Durante la temporada de huracanes se registraron lluvias muy intensas, seguidas por una sequía que destruyó muchos cultivos.

Otro elemento que determinó la escasez es la pandemia producida por el nuevo coronavirus. Por un lado, hizo que muchos agricultores se vieran en problemas para cuidar de sus cultivos de cannabis sativa, ya que el toque de queda a partir de las 18 impuesto por las autoridades les impedía salir a cuidar y regar sus plantas por la noche, como es tradicional. Por el otro, el aislamiento llevó a que los jamaiquinos, encerrados en sus casas, consumieran esa droga recreativa con mayor frecuencia.

La pandemia y el aislamiento sobrevinieron justo cuando se producía un cambio cultural en Jamaica con mayor aceptación del consumo, tras la legalización del uso medicinal y de la posesión de pequeñas cantidades. Este tercer factor impulsó la demanda al mismo tiempo que muchos agricultores debían abandonar el negocio.

El nivel de escasez de marihuana es inédito en el país, conocido en todo el mundo justamente por el consumo de esa sustancia, la religión Rastafari y la música reggae, estrechamente relacionadas con el cannabis.

“Es un bochorno cultural”, dijo Triston Thompson, ejecutivo de una consultora dedicada a la industria del cannabis.

Pero no solo eso, también es una desgracia para miles de familias que intentan vivir del cultivo de marihuana.

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