Sigue la resistencia al golpe en Myanmar
Reclaman la liberación de la líder Aung San Suu Kyi. Se formaron grupos de vigilancia para evitar los arrestos de manifestantes. Los médicos de ese país se declararon en desobediencia civil.
Las protestas contra el golpe de Estado ocurrido el 1° de este mes en Myanmar (ex Birmania) siguen arreciando, a pesar de los intentos de la junta militar por sofocar la rebelión a través de prohibiciones y detenciones masivas.
Los médicos del país se pusieron al frente de las protestas. Se declararon en desobiediencia civil frente al régimen golpista y se niegan a trabajar hasta que la líder popular Aung San Suu Kyi y el presidente depuesto, Win Myint, sean liberados. Varios médicos fueron detenidos por esta actitud.
Aung San Suu Kyi, galardonada con el Premio Nobel de la Paz por su lucha contra el autoritarismo en la entonces Birmania, es la líder de facto de la mayoría budista del pueblo de Myanmar y fue detenida el día del golpe, junto con el presidente electo Win Myint.
Además, se formaron espontáneamente grupos de vigilancia vecinal dedicados a impedir los arrestos masivos en las manifestaciones en protesta por el golpe y en reclamo del retorno de la democracia. Las mismas continúan convocando a decenas de miles de personas en Rangún y otras ciudades del país asiático, a pesar del toque de queda impuesto por los militares.
En una demostración del carácter autoritario del régimen que pretende instalar, la junta golpista prohibió a los medios la utilización de las palabras “junta” y “régimen” en las noticias relativas a la actualidad del país. El Ministerio de Información resolvió que las palabras a utilizar en reemplazo de las prohibidas quedarán libradas al “derecho a la libertad de expresión” de esos medios.
La familia de la joven Ma Mya Thwet Thwet Khine, de sólo veinte años, que recibió un disparo policial en la cabeza durante una manifestación contra el golpe, dio su consentimiento para que se le retirara la asistencia vital y así dejarla morir, ya que su estado era irreversible.
El Banco Mundial afirmó en un comunicado que el golpe militar amenaza las perspectivas de desarrollo económico de Myanmar y las posibilidades de inversión extranjera en ese país. Varias compañías de otras naciones, como Suzuki Motors, suspendieron sus operaciones en territorio birmano en los últimos días, ante la imposibilidad de garantizar la seguridad de sus empleados.