el dictador

Trump no quiere admitir la derrota: “No podemos aceptar una elección robada”

Mientras Joe Biden está a punto de ganar las elecciones en Estados Unidos, habló Donald Trump. "Si se cuentan los votos legales, yo gano fácilmente", lanzó.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, brindó ayer por la noche una conferencia de prensa sorpresiva en la Casa Blanca. Allí no aceptó la aparente derrota y afirmó que irá hasta la Corte Suprema, porque no pueden “aceptar una elección robada”.

Como niño rico, a Trump no se le puede negar un capricho. Para ello hay que remontarse hasta fines de los años 70, cuando recibió el primer golpe. El alcalde de Nueva York Ed Koch fue electo y Trump estaba confiado en que iba a lograr una nueva reducción impositiva para construir la Torre Trump, que ayer (y al cierre de esta edición) fue uno de los lugares donde se convocaron manifestantes neoyorkinos para protestar contra el discurso del presidente, pero Koch se lo negó. Trump, como nunca quiso perder, d­emandó al ayuntamiento y ganó: obtuvo una reducción impositiva de 74 millones de dólares.

“Vamos a ganar fácilmente”, aseguró en la sala de prensa el contrincante de Joe Biden, quien, mediante esta estrategia que viene implementando desde hace tres meses, de poner en cuestionamiento la validez del sufragio, parece querer atentar contra el sistema electoral hablando de fraude permanentemente antes, durante y luego de la elección.

“Los medios interfirieron la elección”, afirmó sin sonrojarse. Y luego apuntó, increíblemente, al fraude que sufre y en el que son cómplices todos. Todos menos él. “Los demócratas son el partido de los grandes donantes, los grandes medios de comunicación, las Big Tech, y el Partido Republicano es el partido de los trabajadores americanos”, dijo, como manotazo de ahogado.

Luego de la victoria en Nueva York en sus mozos ochentas, Trump volvió a conseguir reducciones impositivas por 160 millones de dólares, con un Koch vencido que acudió a la inauguración de una de las torres más altas del mundo en la ciudad de Nueva York.

Pero ahí no se detuvo. Fue por más: abrió sus casinos en Atlanta y en Nevada, compró un yate, una aerolínea y un equipo de la NFL. Siempre ganó, pese a que estaba quebrado. Una de las personas que trabajó con Trump en aquellos tiempos afirmó: “¿Qué descubrí de sus valores? Que era un sociópata. No distingue entre el bien y el mal”.

“Paren el recuento”, exigió el presidente ayer en Twitter en el marco de la estrategia del mandatario republicano que interpuso demandas en Michigan, Pensilvania y Georgia (se espera que lo haga en Nevada también) y pidió un recuento en Wisconsin. Durante todo el jueves insistió en que “las boletas que se entregaron después del día de las elecciones del 3 de noviembre no se contarán”, a pesar de las reglas en algunos Estados lo permiten y en medio de la ofensiva legal para tratar de detener el recuento que definirá el comi­cio. “¡Cualquier voto que se haga después del día de las elecciones no será contado”, volvió a patalear a través de su cuenta de Twitter.

“Me habría vuelto loco si otro lo hubiera tenido”, afirmó en marzo de 1988 luego de comprar por 408 millones de dólares el famoso Plaza Hotel de Nueva York. Hoy Trump se volvería loco si no obtiene la reelección y pierde contra el candidato demócrata Joe Biden (su actual Ed Koch). Y contra eso lucha, pese a que es una batalla perdida.

Donald Trump enfrenta por primera vez a la institucionalidad de un país que tiene una tradición democrática de casi 250 años. Es un presidente en funciones que declara la victoria (o niega la derrota) sin haber ganado y afirma que se está cometiendo un fraude contra el pueblo estadounidense sin presentar ninguna prueba y en medio de las elecciones presidenciales con mayor participación en 120 años. Así funcionó toda su vida y así funciona ahora Trump. Así es la democracia de Trump: la más débil de las dictaduras, al igual que las que él juzga (como la de Nicolás Maduro, en Venezuela).

“Mantengan la fe”

El candidato demócrata Joe Biden tuiteó luego del discurso de Trump y al comenzar los desmanes en las distintas ciudades del país. “Mantengan la fe, amigos”, escribió el exvicepresidente de la gestión de Barack Obama y el posible próximo presidente de los Estados Unidos.

En un mensaje de calma para el pueblo y al saber que está cerca de ganar las elecciones, Biden dio un mensaje pacífico y de espera, dando a entender que hay que esperar el recuento para proclamarse ganador.

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