POR MAXIMO BIRAR

El tablero político mueve sus fichas

La Legislatura provincial modificará la ley que limita la reelección de los intendentes.

Idas y vueltas. Todos juegan por lo bajo. Puertas afuera, la mayoría se mantiene en posición neutral. Puertas adentro, es diferente.

En la última semana del año, la Legislatura provincial modificará la ley que limita la reelección de los intendentes. En los pasillos municipales se celebra en voz baja. Los votos están. Hoy cuentan con dos más de los necesarios para alcanzar los dos tercios que se requieren para poder darle fin al artículo 3 del decreto ley 6.769/1958.

En los últimos meses, sabiendo que no había posibilidad de reforma, se pudo ver cómo muchos intendentes buscaron refugio en ­distintos organismos del Estado para conseguir la licencia que les permitiera poder volver a poner sus nombres a la cabeza de las listas locales.

Los intendentes del Frente de Todos lo hicieron sin mucho ruido, pero sin esconderse; los opositores se quedaron en sus sillones, salvo Jorge Macri. Los jefes comunales del PRO y del radicalismo pulsearon con la conducción de Juntos hasta el último minuto y perdieron. La orden fue respetar lo resuelto en la gestión de Vidal. No fue por convicción, fue por el temor al reclamo de los votantes duros de su coalición.

Sin embargo, la dinámica de la política modificó un escenario que parecía inalterable. El resultado de las elecciones de noviembre en la provincia de Buenos Aires sentó a los intendentes del FdT en la mesa de la discusión. Después de la derrota sufrida en las PASO, el Presidente y el gobernador debieron buscar a quienes por casi dos años habían relegado. Ante la incapacidad de la primera candidata a diputada para revertir esa falta de votos, debieron convocar a los intendentes, y su rol fue lo que inclinó la elección a favor del oficialismo, es decir, el manejo de los territorios traccionó los votos en las urnas.

En política todo se paga, y los intendentes fueron a pedir lo que se había acordado. Alberto Fernández y Axel Kicillof pusieron a Insaurralde a la cabeza de la cuestión.

Sabido era que había dos sectores intransigentes: los pocos que aún responden a Vidal y el Frente Renovador. Los de la exgobernadora defienden lo resuelto en 2016. Los comandados por Sergio Massa necesitan recobrar su municipio insignia y para recuperar la ciudad de Tigre deben sostener la ley. Massa se sintió traicionado por Julio Zamora y no está dispuesto a negociar.

Para resolver este entramado todavía quedaba un tercer sector que no apoyaba la vuelta de las reelecciones, aunque era presionado para acompañar la decisión del Presidente y el gobernador. La Cámpora había visto en la ley una oportunidad, la posibilidad de renovar a los viejos intendentes por nuevos compañeros militantes. Ante la sorpresa de algunos, la inocencia política de otros y la desconfianza de muchos, Máximo Kirchner aceptó la reforma. El líder de La Cámpora entendió que había una discusión por encima de esto. A la hora de proyectar números a 2023, tomando como referencia la última elección, el FdT estaría perdiendo el sillón de Rivadavia y mantendría el de la Gobernación. A esto se suma que Alberto abrió la puerta de unas PASO a nivel presidencial y que quien está dispuesto a competirle es Kicillof. Y como todavía uno más uno es igual a dos, Máximo se vio gobernador. De esta manera, aun perdiendo la elección presidencial, el kirchnerismo mantendría un lugar importante en el poder. Algunos cuestionan si quien vio este escenario es Máximo o fue su madre, pero esa es otra discusión.

En la Legislatura provincial, la ley tiene dos posibilidades de modificación. Una es el proyecto presentado por Walter Abarca y apoyado por un amplio sector de intendentes del interior, que plantea el cambio definitivo de la ley, dando por terminado el límite de reelecciones. Por otro lado, se busca solo modificar que se tome como mandato de inicio el comenzado en diciembre de 2019 y mantener dos períodos como límite.

Por un camino o por otro, está todo dado para que en 2023 los intendentes de la Provincia puedan ser reelectos. La política es dinámica y los políticos cambiantes. ¿Qué harán los que dijeron públicamente que estaban a favor de la alternancia y no tenían interés en ser reelectos? Y los que pidieron licencia, ¿después de las vacaciones de verano van a volver a dirigir sus comunas?

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