Las presiones de la Policía no alcanzaron para revertir el resultado

El propio presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, debió comunicarse con un jefe policial para que pusiera orden entre sus filas.

Ya en las primeras horas de la tarde, el Tribunal Superior Electoral (TSE) brasilero estaba recabando denuncias de irregularidades en el nordeste del país, donde Lula recogía más apoyos. Allí, la Policía montó retenes en las rutas que complicaban el tránsito hacia los lugares de votación. Y no solo eso: según las denuncias y videos difundidos en las redes, efectivos policiales subían a los colectivos y les decían a los pasajeros, en términos ambiguos, que debían votar por Jair Bolsonaro.

El TSE exhortó a la fuerza policial a que cesara con esa conducta, pero igualmente siguió ocurriendo en algunos puntos del Brasil. El propio presidente del Tribunal, Alexandre de Moraes, debió comunicarse personalmente con un jefe policial para que pusiera orden entre sus filas.

De todas maneras, el TSE no consideró necesario extender el horario de votación, ya que los electores pudieron llegar a los lugares designados para ejercer el sufragio.

Finalmente, la maniobra no logró revertir la victoria de Lula, que resultó electo presidente de Brasil.

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