Tras la derrota en el Senado, escala la interna en el Gobierno
El traspié legislativo expuso las fracturas del Gobierno y desató un enfrentamiento entre Bullrich y Villarruel que tensó aún más la interna oficialista.
La aprobación en el Senado de las leyes que aumentan las jubilaciones, extienden la moratoria previsional y declaran la Emergencia en Discapacidad dejó secuelas profundas para el Gobierno nacional. Pero no sólo por el revés legislativo, sino porque expuso como pocas veces la crisis interna que atraviesa a La Libertad Avanza. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cargó duramente contra la vicepresidenta Victoria Villarruel, en una disputa pública que dejó al oficialismo fracturado y debilitado.
Las declaraciones de Bullrich
“Que se ponga del lado de la gente, no de los senadores kirchneristas”, lanzó Bullrich este viernes durante un acto en Tres de Febrero. La ministra apuntó sin rodeos contra Villarruel, por haber presidido la sesión que derivó en la sanción de las leyes que el Ejecutivo había rechazado y que, según su visión, comprometen el equilibrio fiscal.
Bullrich insistió en que la vicepresidenta debió impedir la sesión: “Tenía que haberse puesto a la cabeza de decir no voy a estar frente a una sesión que no es correcta. Necesitamos gobernantes que estén del lado de las víctimas y no de los delincuentes”. Desde el oficialismo habían calificado de inválida la convocatoria, pero finalmente Villarruel ocupó su lugar en el estrado, garantizando el funcionamiento del cuerpo.
Cabe recordar que el choque había comenzado un día antes en redes sociales, donde Bullrich había exigido que se suspendiera la sesión. “Levántese, Sra. vicepresidente. No denigre la institución que preside. No sea cómplice del kirchnerismo destructor”, publicó, dejando a la vista la tensión dentro del gabinete.
La respuesta de Villarruel
La respuesta de Villarruel no tardó y fue incendiaria: “Ministra Bullrich, la democracia fue denigrada cuando personas que integraron organizaciones terroristas como en su caso, manejaron durante décadas el destino del país”. El mensaje alude al pasado de la ministra en la Juventud Peronista durante los años ‘70.
La vicepresidenta no sólo cuestionó el pasado de Bullrich, sino también su coherencia política: “Todos los argentinos saben de qué lado estoy en lo que al kirchnerismo se refiere porque los combatí siempre, mientras usted pululaba de partido en partido”, disparó.
Villarruel se defendió argumentando que su rol es estrictamente institucional. “Me votaron para defender la institucionalidad y hacerla respetar, no para levantarme cuando las papas queman o cuando el Ejecutivo recuerda que soy vicepresidenta”, replicó y cerró con una crítica solapada: “Antes de hacerse la picante, repase la Constitución Nacional”.
Así, sin conducción clara, con voceros cruzándose en público y una estrategia parlamentaria fallida, el oficialismo parece más ocupado en sus disputas internas que en gobernar.
La fractura expuesta entre Bullrich y Villarruel no solo refleja una diferencia de estilos, sino un vacío de poder que se acentúa cada día más. La derrota legislativa fue apenas la chispa que encendió una crisis que ya venía latente: la de un gobierno sin cohesión, sin orden político y cada vez más golpeado.
