Un relato del horror previo a la dictadura

Una mujer y sus dos hijas declararon en un megajuicio por la represión ilegal. La madre fue torturada, y la menor nació en cautiverio.

Por primera vez desde el inicio de las audiencias, tres sobrevivientes de la represión ilegal declararon ayer en el juicio por las violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura y en los años previos, en los centros ilegales de detención conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno.

Laura Franchi y sus hijas, María Laura y Silvina Stirnemann, declararon a través de una plataforma virtual en ese juicio, que el Tribunal Oral Federal nº 1 de La Plata lleva contra 17 represores, entre ellos el varias veces condenado Miguel Etchecolatz.

“Este juicio llega 45 años tarde”, dijo Franchi desde el consulado argentino en Francia, país donde está exiliada desde 1981.
La mujer estaba embarazada de tres meses de Silvina en noviembre de 1974, cuando la Policía se la llevó a la comisaría junto a su cuñado y su hija María Laura. “En 1974 se empezó a preparar el horror que vivimos después”, dijo.

Relató que había sido torturada y sometida a un simulacro de fusilamiento y que la dejaron encadenada en un lugar lleno de ratas. Dio a luz a Silvina aún atada y con custodia, y luego volvió a la cárcel.

María Laura contó las secuelas psicológicas que sufrió tras ser detenida junto a su madre y su tío.

“Tuve tratamiento psiquiátrico, tenía problemas para hablar y sufrí anorexia. Recién cuando permitieron visitas de contacto con mi mamá pude hablar”, narró. También dijo que sufrió de “amnesia postraumática” y que solo con los años recuperó la memoria de aquella época.

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