Berisso
Tras la bestial entradera en El Carmen, los vecinos temen por su seguridad
Denuncian una grave inacción policial y los frentistas se sienten desprotegidos. El último asalto, primicia de este medio, pudo haber terminado en una tragedia.
La Plata, Ensenada y Berisso: no hay lugar en la región donde no se sufra el brutal paso de la delincuencia, que azota a los barrios y destruye familias sin piedad. El último episodio, tan grave como violento y que aún sigue impune, lo sufrió un matrimonio de El Carmen junto a sus tres pequeños hijos. Fueron sorprendidos en su casa por al menos cuatro ladrones armados que hicieron de ellos lo que quisieron.
Claro que no fueron las únicas víctimas del accionar de los hampones en esa zona berissense, sino que se produjeron varios hechos en el último tiempo, motivo por el cual los frentistas se muestran profundamente preocupados y asustados.
“Esto es tierra de nadie”, aseguraron ante este medio, y esa frase bien puede caber en cualquier parte de la región, donde las denuncias por zonas liberadas crecen como tentáculos. Los vecinos de El Carmen aseguraron que ya no pueden salir de sus hogares una vez que se oculta el sol, y que las noches son terribles.
Además, detallaron que nadie se siente a salvo, y agregaron: “Nadie nos protege, por el contrario, protegen a los delincuentes. A esta altura ya pensamos que hay connivencia entre ellos y la Policía”.
“Vamos a hacer lo que tenemos que hacer”
Este punto no es menor, y hay además un dato puntual que abastece la sospecha de los lugareños. Tras la bestial entradera que sufrió Johana (26) junto a su pareja de 30 años y sus niños de 3, 5 y 8 en su domicilio de 90 entre 130 y 131, ilícito que fue primicia de este medio en su edición anterior, se radicó la correspondiente denuncia en la comisaría Tercera de Berisso.
Sin embargo, los agentes de esa seccional no solo no lograron dar con los responsables, que tiraron abajo la puerta de entrada al grito de “al piso, Policía”, sino que ni siquiera les enseñaron a los damnificados los rostros de los cacos de la zona que ya tienen antecedentes, una rutina en cada caso de robo. “No nos llamaron para ver si podíamos reconocer a alguien”, le contó a este diario Johana.
Así, a cinco días del asalto, las posibilidades de encarcelar a los responsables se torna cada vez más utópica. Los uniformados ni siquiera pudieron encontrar y recuperar el Peugeot 207 que se llevaron los malvivientes, junto a una
Playstation, ropa de todo tipo, electrodomésticos y $12.000.
“La droga que circula por la zona, así como la impunidad con la que se manejan los ladrones son factores fundamentales para vivir lo que estamos viviendo. Acá los que vivimos detrás de puertas con llaves, rejas y encerrados somos nosotros. Ellos (los delincuentes) tienen vía libre para hacer lo que desean”, reflexionó un frentista, cuya identidad optó por mantenerla a resguardo, justamente “por temor a represalias”.
Y la frase que reza “hacer lo que desean” no fue azarosa, ni mucho menos. Durante la entradera a la familia de Johana, los malhechores, además de repetirles a las víctimas en tono amenazante que no los miraran a ellos sino a la pared de la habitación en la que estaban encerrados, les dijeron con total naturalidad: “Vamos a hacer lo que tenemos que hacer”.
Este ilícito rozó la tragedia, ya que no solo golpearon en la cabeza a uno de los presentes con pistolas y frente a los tres nenes que conforman la familia, sino que dejaron atado a un poste en el patio y a la intemperie en medio del frío polar a un hombre de 33 años. Ahora, los lugareños temen que la próxima vez no tengan tanta suerte.