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Albatros Rugby Club festeja sus 51 años.

Siendo uno de los clubes de rugby más jóvenes de la región, Albatros festeja hoy 51 años de vida.

Para muchos, la institución de Barrio Hernández ostenta una de las camisetas más elogiadas del ambiente de rugby en el país, ya que entremezcla el blanco predominante con las rayas azules y rojas de forma horizontal.

La leyenda indica que entre sus socios fundadores no quisieron dejar de lado ninguno de los colores de los clubes más populares y representativos de La Plata (Estudiantes y Gimnasia) y por eso se entremezclaron los colores al momento de elaborar la camiseta.

Albatros se fundó un día como hoy pero en 1971, luego de que un grupo de jóvenes estudiantes secundarios y universitarios, como el doctor Aspilcueta (reconocido odontólogo de Barrio Norte), se juntaban a jugar a la tocata y luego al rugby en un campo que estaba entre una arboleda en la zona de 135 y 518. A comienzos de los 70 ni siquiera había calles que colectaran con la 520 y había que entrar por la parte de atrás, lo que hoy sería la 514.

A partir del 4 de octubre de 1971 se realizaron las primeras reuniones en la casa de la familia Obregón, y unos días después, el 21, se definió y votó el estatuto, los colores de la camiseta y el nombre. A su vez, se designó a la Primera Comisión Directiva, cuyo Presidente fue el Sr. Julio Flores.

Albatros se inscribió en la UAR en 1972, contó con el apoyo y padrinazgo de La Plata Rugby Club y llegó a jugar su primer partido oficial recién el 8 de abril de 1973 por el campeonato de Tercera Clasificación, haciendo de local en la cancha de San Luis ante San Carlos Rugby Club.

El equipo formó de la siguiente manera: Gordon, Piache, Alonso, Virgolini, Gómez de Saravia, Obregón, Germán, Valente, Torrijos, Daniel González, Doddi, Lerchundí, Martellono, Santin, G. Gonzalez, con la conducción técnica de Roberto «Bananita» Arce. Ese año también fueron inscriptas en los torneos de la Unión la 5.ª, 4.ª, Reserva y Div. Superior. Ante lo escaso del plantel se recurrió a jóvenes pero inexpertos jugadores que a fuerza de corazón sostuvieron las divisiones del club, jugando, en muchos casos, dos o tres partidos por fin de semana.

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