Hay que remarla… y ponerle el pecho a las balas
Al domingo de primavera de Estudiantes y Gimnasia le faltó el picnic y los equipos de la ciudad terminaron cediendo puntos en la Copa de la Liga Profesional. Revuelo en el Pincha por el retiro anticipado de Mascherano y el fastidio interno de algunos referentes. En el Lobo, Maradona vio el partido a la distancia y se enojó por el tercer gol que recibieron sus dirigidos.
Domingo soleado de primavera. Desde muy temprano, cientos de platenses ganaron las calles para disfrutar de la tranquila mañana al aire libre, cada cual con su mate, su refresco individual o la bici, para aquellos que optaron por pasear por el Bosque.
Había que completar la rutina temprano porque a la tarde jugaban los equipos de la ciudad.
En el centro o en los barrios, las camisetas rojas y blancas decoraron el paisaje que no suele verse con frecuencia los días de semana. También más de uno recuperó la costumbre del asado palpitando el choque del Lobo en Parque Patricios.
Sin embargo, a este domingo de primavera le faltó el picnic de goles, juego y ambición de Estudiantes y Gimnasia.
El Lobo llegó al estadio de Huracán como puntero de la Zona 6 y rápidamente se puso arriba en el marcador apoyado en la experiencia y el oficio de Víctor Ayala. El paraguayo hizo levantar los vasos de las mesas y brindar por un festejo que dos horas más tarde iba a quedar atragantado por la reacción del equipo de Damonte.
Gimnasia jugó mejor en los primeros minutos y con poco se puso arriba en el marcador.
El Globo tardó en reaccionar y cuando lo hizo se chocó con el siempre rendidor Jorge “Fatura” Broun.
El encanto en Parque Patricios duró un poco más de veinte minutos, porque Mancilla descuidó la marca en un tiro libre muy previsible, y otra vez el Lobo sufrió una definición por desatención en una jugada de pelota parada.
Lejos de reaccionar, Gimnasia acusó recibo del golpe y sintió el flojo nivel de Paradela, la intermitencia de Matías García y la falta de definición y por momentos lentitud de Contín, que sigue dejando escapar la posibilidad de adueñarse del puesto.
En el segundo tiempo el Lobo luchó y se encontró con un regalo de la defensa de Huracán para empatar con la cabeza de Ramírez en un córner, pero terminó perdiendo por no decidirse a cerrar el partido y conformarse con el empate.
Reprobaron la lección
Los dirigidos por Desábato, en tanto, reprobaron la lección en el estadio de Uno, en donde no todos los dirigentes estuvieron presentes.
El equipo fue superado física y futbolísticamente y Mariano Andújar salvó al Pincha de lo que por momentos asomaba como una goleada.
Un mano a mano desviado, un remate en el palo y un acecho permanente al área albirroja conformaron el flojo presente de un equipo que encima sufriría una noticia inesperada al final del partido.
Apenas con el ingreso de Lucas Rodríguez (volvió a jugar después de ocho meses y se lo vio fuera de tiempo y de ritmo) el Pincha pudo insinuar algo más en el segundo tiempo, al que le sumó también algunos remates de media distancia de Diego García.
Pero, cuando estás de mala racha, no queda otra que remarla y ponerle el pecho a las balas. Batallini definió cruzado al ángulo en una jugada individual y el castillo de ilusiones se terminó desplomando a la par de la carrera de Masche, quien terminó sufriendo el partido y dejando al club en el momento menos pensado.
Es tiempo de barajar y dar de nuevo, preparar los condimentos para el picnic y trabajar bien en la semana para otro domingo de fútbol, juego y mejores resultados.