La vida sobre ruedas

El skate de nuestra región viene en un sostenido crecimiento en cuanto a la cantidad de adeptos y el número de pistas que se fueron creando en los últimos años. A diferencia de otros deportes, está estrechamente ligado a un movimiento cultural, donde chicos y jóvenes pueden expresarse y sentirse representados, a través de la música, el arte y el diseño.

Luego de lo que fue el debut olímpico en Tokio, la disciplina tuvo la visibilidad que le faltaba para posicionarse en un lugar de privilegio. Emiliano De Vera es un maestro de la Escuela Municipal de Skate en Berisso, que funciona en el barrio Juan B. Justo. En la actualidad, participan más de 40 chicos que no solo encuentran un lugar donde realizar la actividad sino un espacio de educación y contención. En una linda charla con diario Hoy, el profesor contó detalles sobre el trabajo que se viene realizando en “la escuelita de skate” y lo importante que es la parte humana en este servicio a la comunidad.

—Los skaters tienen su propio “idioma” y terminan formando grupos muy unidos. ¿Cómo es el detrás de escena en la disciplina?

—Sí, tenemos un lenguaje propio y también hay mucho en lo gestual. El detrás de escena del skate tiene que ver con una unión muy grande por parte de quienes lo practican, con luchas por conseguir lugares de entrenamiento y acceder a pistas públicas. Los skaters, sea en el lugar que sea, tienen la misma visión de trabajar en equipo y de ahí surgen un montón de valores.

—¿Qué trabajo vienen realizando en la escuela municipal y cuál es tu sensación de estar al frente de semejante desafío?

—Lo que hizo la escuela municipal fue potenciar un trabajo que se venía realizando desde hace rato. Nosotros nos encontrábamos en la hermosa plaza 17 de octubre, el lugar que vio nacer a los skaters en Berisso. En ese entonces, necesitábamos un lugar para practicar y ante la falta de espacios, nos organizamos para armar eventos y juntar firmas. Gracias a eso, logramos llamar la atención del municipio y me propusieron armar la escuela. No solo es la enseñanza de la disciplina, es un espacio de contención y educación para los chicos y chicas. El punto más importante de nuestro trabajo es la parte humana, que la persona tenga un lugar donde pueda realizar el deporte que le gusta y también despejarse por un rato de su rutina.

—¿Qué balance hacés sobre el crecimiento del skate en la región?

—El skate está creciendo a nivel global, fue pegando fuerte en muchos lados. Es una actividad que llama la atención de los jóvenes. Ahora veo personas que no conozco con tablas en las calles de la ciudad y eso antes no pasaba, éramos siempre los mismos grupitos (risas). Hay muchas escuelas en la región y hasta se nos ocurrió la idea de formar una liga local.

—El skateboarding tuvo su debut olímpico y presentó el podio más joven de la historia. ¿Pura casualidad o fiel reflejo de que las nuevas generaciones se están inclinando por disciplinas alternativas ?

—Creo que en los últimos años la disciplina pegó un salto impresionante. Nosotros conocimos al skate más como una movida cultural o hobby, pero hoy en día los chicos lo entienden como un deporte. Las escuelas y organizaciones van en esa sintonía, la preparación es diferente y por eso creo que se dio un podio tan joven en los Juegos Olímpicos de Tokio.