Los argentinos cruzaron el desierto de Sealine…
En la jornada en la que se instaló una versión sobre nuevos lesionados en la Selección, hubo desmentidas y aclaraciones, diario Hoy cruzó el desierto de Sealine, ubicado a 50 kilómetros de Doha. No hay barreras que puedan frenar esta pasión mundialista
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Enviados especiales al Mundial
Por Juan Pablo Ferrari
El sol pega y raja la tierra. Es otra jornada agobiante en Doha. Los jugadores de la Selección entrenan a puertas cerradas en la Universidad de Catar y muchos hinchas argentinos aprovechan para recorrer y explorar nuevos territorios...
Algunos eligen visitar los shoppings climatizados con aire acondicionado. Otros, en cambio, se animan a cruzar el desierto.
Ubicado a media hora de la capital catarí, las arenas del imponente Sealine se presentan como uno de los principales atractivos que ofrece este país para realizar una visita guiada.
A bordo de robustas camionetas Toyota V8 (que ni siquiera existen en el parque automotor de venta en Argentina), los cataríes llevan a los turistas a cruzar la zona de Mesaaieed que conecta la arena del desierto con el mar de Khor Al Adaid.
El viaje comienza por la autopista, alejando a las personas del paisaje de los edificios del centro. Ya entrando en la zona rural, puede apreciarse una enorme cantidad de pozos petroleros que los jeques utilizan para explotar los recursos naturales.
También se dejan ver las enormes chimeneas de las refinerías, como ocurre con el denominado “camino del petróleo” en la continuidad de la 60 en Berisso. Luego de 40 minutos de viaje se llega a la zona de la arena.
Ante de subir las dunas, los choferes hacen una parada para bajar el aire de las gomas y los visitantes pueden aprovechar para pasear en camellos: les dan 20 minutos de tiempo para sacar fotos y experimentar un pequeño recorrido de 200 metros de distancia en la parte de atrás de la joroba de estos animales que en Argentina solamente se veían adentro de un zoológico. Es maravilloso observar cómo los animalitos están acostumbrados a inclinar las patas de atrás y de adelante de forma simultánea para permitir el descenso y el ascenso de los turistas en una secuencia tan tierna y reflexiva a la misma vez...
El viaje toma forma cuando el sol lentamente empieza a caer a partir de las tres de la tarde. Todo está listo y programado para ver el atardecer en el medio del desierto y comprobar la inusual experiencia de ver la puesta del sol en una parte del horizonte y la salida de la luna en el otro costado.
Diario Hoy cruzó el desierto junto a un grupo de fanáticos que llegaron hasta la cima de las dunas y posaron con la bandera del multimedio en un lugar casi inhóspito, lejos del centro y de las versiones agoreras sobre una nueva lesión de jugadores (ver aparte).
Un grupo de amigos de Necochea, por ejemplo, no paró de sacarse fotos mientras el sol caída y tomaba un color rojizo pocas veces visto en otra parte del planeta. Otro grupo de fanáticos se mojó los pies en la orilla del mar de Khor Al Adaid para sentir el agua catarí que llegaba para bendecir el paseo.
La excursión tiene un costo de unos 233 riyales cataríes, más otros 50 por el paseo en camello. Es decir que con 70 dólares (unos 20.000 pesos argentinos) se puede cruzar el desierto en camioneta, ver la puesta del sol, pasear 10 minutos en camello y demostrarles a todos que no hay fronteras que puedan frenar la ilusión de un pueblo futbolero que lejos de Buenos Aires o La Plata va por todo en el Mundial.