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Pase maestro, lo estaban esperando

Cristian Tarragona volvió tras ocho meses.

Pocas cosas quedarán en el recuerdo del pálido empate entre Gimnasia y Banfield en la calurosa tarde de ayer en el estadio Florencio Sola.

Por un lado, el primer punto oficial que suma Chirola Romero como técnico de Gimnasia. Por otro, una tarde en la que Tomás Durso supo ser figura y quizá ganó la confianza que tanto se espera para defender el arco del Lobo. Pero sin lugar a dudas para el hincha lo será el regreso oficial a las canchas de Cristian Tarragona.

Ocho meses se cumplen hoy desde aquella fatídica noche donde por la tercera fecha de la pasada Liga Profesional el goleador tripero salía entre lagrimas del estadio de Vicente López, y donde tiempo después se oficializaría la gravedad de su lesión en la rodilla.

Ayer, apenas iniciado el complemento Chirola lo mandó a la cancha por un dolorido Eric Iván Ramírez y el centrodelantero tuvo los minutos que tanto él como los hinchas venían esperando.

El bautismo fue doloroso. Ya que apenas se jugaban los primeros tres minutos de juego, se dio la polémica donde el árbitro del partido expulsó a Ignacio Miramón, no sin antes dejar jugar y apenas amonestó a Insúa que le da una patada criminal al atacante de Gimnasia.

Luego de la expulsión del corazón del equipo de Gimnasia, fue difícil para Tarra, ya que la pelota le llegaba poco y nada al delantero albiazul, eran 10 contra 11 y Romero se veía obligado a resignar a Rodrigo Castillo, su socio de ataque. Recién en el final con el ingreso de Soldano por Alan Sosa tuvo algunas jugadas asociadas en la que pudo mostrar su calidad, pero solo era para jugar de contra.

En el final, se corrió la vida para habilitar a Napolitano, quien llegó exigido y sacó un remate que hizo volar a Cabeses, pero pasó apenas desviado del palo izquierdo defendido por el golero. Fue el regreso más esperado y un refuerzo para un Gimnasia necesitado de jerarquía.

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