Por Juan Pablo Ferrari
Zaniratto aprendió de Griguol y Zubeldía y en la pelota parada Gimnasia puede lastimar
De manera inesperada, el técnico del Lobo agarró el primer equipo y apagó un incendio que muchos entrenadores experimentados no pudieron. Amado por los hinchas, perfil bajo y genuino en cada conferencia de prensa, “Lucho” buscará hacer historia en el “Clásico del Siglo”.
Por Juan Pablo Ferrari
Es notable como en poco tiempo, el técnico de Gimnasia cambió una realidad casi condenable y predestinada a descender.
El Lobo Gimnasia se estaba yendo a la B, pero al humilde entrenador de la Reserva no le tembló el pulso para hacer cirugía mayor en el equipo: los resultados aparecieron con la velocidad de una luz.
El fútbol no es una ciencia cuántica y la mayoría de las cosas ya están inventadas. Zaniratto sacó a Gastón Suso que venía haciendo un penal cada dos partidos. Era el mismo Suso que arrancó como capitán el torneo tras la ida de Moralez como mariscal de la defensa.
Después se casó con Torres en el ataque y literalmente inventó en primera a Bautista Barros Schelotto. Hoy el hijo del Mellizo se convirtió en uno de los jugadores más determinantes del Lobo.
También fue Lucho Zaniratto quien resucitó a Giampaoli, le dio confianza a Enzo Martínez, revalidó el rol de mando de Pintado y se amparó en Max, Piedrahita, Panaro y Merlini en el medio y en el ataque. Hizo cambio de nombres, pero también trabajó enserio en la táctica.
Ya en el partido contra Estudiantes el Lobo empezó a mostrar que trabajaba la pelota parada como nunca antes.
Zaniratto, aún sin poder ganarle al Pincha en el primer partido que le tocó dirigir, estaba dispuesto a darle al León un poco de su propia medicina. La misma medicina que hace 60 años inventó Zubeldía o Ignomiriello con la Tercera que Mata, y que más acá en el tiempo aggiornaron otros técnico como Bilardo, Griguol o Troglio.
En la vereda de enfrente, todo lo contrario. ¿Cuánto hace que Estudiantes no gana un partido con un gol de pelota parada trabajada seriamente en el Country de City Bell?
En memoria de Tata Brown contra Vélez en febrero del ’83, o de Juan Ramón Verón contra Manchester en octubre del ’68, pocos se dieron en cuenta que el principal déficit del ciclo de Eduardo Domínguez fue recibir goles de corner en contra como nunca antes le habían marcado en tanta cantidad en pleno siglo XXI.
Hoy Estudiantes va a imponer respeto y autoridad. Es posible que haya algunas faltas a Medina o a Cetré cerca del área del Lobo. Pero no tiene a un número 9 definido para cabecear porque a Carrillo le dieron cuatro fechas solo por jugar en el Estudiantes de Verón.
El Lobo, en efecto, tiene entonces la llave para destrabar el partido en un corner, aprovechando que enfrente tiene un equipo sin mucha altura y que Santiago Núñez, González Pirez o el propio Román Gómez ya perdieron la marca muchas veces cuando el equipo tenía que definir cosas importantes. Para el caso vale el ejemplo del partido contra Rosario Central a mitad de año en los octavos de final del Torneo Apertura cuando el Pincha perdió en el último minuto con un gol de cabeza después de un tiro libre.
Va a ser un partido histórico, en donde los jugadores del Pincha no puede dejar de lado la doctrina bilardista que el técnico Domínguez se encargó de guardar durante casi tres años perdiendo puntos y partidos por descuidar los detalles.
