Alberto Olmedo, el hombre que vivió entre el humor y el desamor

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la farándula nacional, diario Hoy recuerda al cómico fallecido en Mar del Plata.

El éxito y el amor fueron dos figuras principales en la vida del cómico Alberto Ol­medo, que vivió con alegrías y excesos cada una de sus decisiones. También supo ser un alma libre que elegía estar acompañada por quienes fueron sus parejas estables, pero también tuvo relaciones efímeras en las que la pasión jugaba un papel principal.

Sin embargo, la vida le dio un freno a todo ello, porque en marzo del 88 Alberto se cayó de un departamento de su propiedad en Mar del Plata. En pleno amanecer de ese marzo caótico, su cuerpo yacía en el jardín del condominio donde se encontraba; en cuero, con botas texanas y una profunda mirada de paz.

Por otro lado, quien fuera su pareja, la actriz y modelo Nancy Herrera, gritaba y lloraba sin ­consuelo desde el balcón de la ­propiedad. En esa madrugada fatal, se habían reconciliado y estaban en la dulce espera de Albertito, el hijo en común que nacería meses más tarde.

Por su parte, el cómico había ­terminado recientemente un affaire que mantenía con Silvia Pérez, su compañera de teatro en la obra que protagonizaba en esa temporada estival.

Ni bien llegó a Buenos Aires, Olmedo conoció a una productora que trabajaba en Canal 7, llamada Judith Jaroslavsky, con quien se casó y tuvo tres hijos llamados Fernando, Mariano y Marcelo. El tiempo daría asperezas y la relación llegaría a su fin. Luego conocería a Tita Russ, una bailarina que fue la madre de Sabrina y Javier, sus hijos más chicos. Este matrimonio se ­terminó en los años 80, cuando Olmedo comenzaba a explotar su carrera profesional.

Luego de dedicarse a producciones infantiles, el cómico –junto a Silvia Pérez, Beatriz Salomón, Adriana Brodsky y Susana Rome­ro– empezó sus shows de humor más picaresco. Además, se sumó Nancy Herrera, que se convirtió en la última pareja que tuvo “el Negro” en su vida, con la que tuvo muchas idas y venidas.

Asimismo, Pérez también estuvo involucrada de forma sentimental con el cómico, affaire que duró unos meses, ya que terminaron unas horas antes de la función por tener objetivos diferentes. Ese mismo día, al finalizar la función, Silvia charló con su amado y siguió su camino por otros lares, mientras que él se reconcilió con su novia. Solo esta última sabe qué fue lo que pasó esa noche, en la que habían acordado volver a verse luego de una crisis. En el balcón, brindaron hasta el hartazgo porque se habían amigado. Luego, ella entró al departamento y él se colgó de una baranda hasta que se cayó, perdiendo la vida cuando entraba la madrugada.

Así murió uno de los humoristas más famosos de Argentina, con el nacimiento de su último heredero avecinándose. Nunca se supo qué pasaba por el corazón del Negro, solo que era un galán y también que estaba enamorado de más de una de las actrices con las que trabajó, pero todas estas informaciones se las llevó a la tumba.

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