El caso de Lucie Blackman llega en formato documental a las plataformas digitales

En sus capítulos se cuenta la historia del perturbador crimen ocurrido en Japón.

A mediados de los años 2000, más precisamente en el mes de julio, dos amigas estudiaban en Japón, trabajaban y vivían juntas en una casa de huéspedes para compartir gastos. Las chicas se instalaron en el país para poder mejorar su estilo de vida, ejercer sus profesiones y vivir nuevas aventuras. Ellas eran Louise Philips y Lucie Blackman, que compartían sus días y el mismo techo. La primera recibió un llamado telefónico donde un hombre le anunciaba que la segunda se había sumado a un grupo de creencias en común, había huido con ellos y no iba a poder atender a sus seres queridos porque así lo habían determinado.

Ni lerda ni perezosa, la amiga pensó que todo era muy raro debido a que la chica estaba en una cita de la que no había llegado. Este encuentro era con un hombre que había conocido en un bar donde se desempeñaba como moza. El flechazo fue inmediato, charlaron y salieron, pero aún nada se sabía de la chica. Ante esta situación, su amiga le dio el comunicado a la familia para que tomara cartas en el asunto.

Ambas eran oriundas de Gran Bretaña, y cuando tenían 21 años decidieron que querían viajar e ir por más. Así dejaron sus estudios universitarios, trabajaron como azafatas y se fueron al exterior para probar suerte en Japón. Renunciaron a sus empleos en el viejo continente, se fueron de viaje y empezaron su gran aventura.

Llegaron con el cambio de milenio a Japón, tenían una visa por tres meses, alquilaron una habitación que compartían y empezaron a trabajar en una discoteca como meseras de hombres poderosos.

Cuando la mujer desapareció, la amiga llamó a la familia, que pudo enviar a la hermana más pequeña para que iniciara la búsqueda en cuestión. Sin embargo, cuando las chicas fueron a hacer la denuncia, se encontraron con que las autoridades no quisieron mover ni un contacto puesto a que consideraban que Lucie era una prostituta que podría haber huido. Sin mayor ayuda, debieron empezar una investigación por su parte y una lucha que terminó de la peor manera.

Los hechos de público conocimiento

Sin la ayuda de las autoridades formales, la familia de Lucie empezó desde cero sin poder cotejar datos ni nada porque no contaba con el aval del poder. Además los policías daban cuenta que la mujer estaba inmersa en la prostitución cuando no era así. Luego de más de dos semanas sin noticias de la chica, de forma inmediata, el padre de la joven llamado Tim, que se dedicaba a las empresas inmobiliarias, decidió que todo era una locura y también viajó para formar parte de esta triste historia. Al llegar, por un contacto, se dio cuenta que sin la ayuda de la Policía, él tendría que ir ante los medios de comunicación para que lo ayuden. Así lo hizo aprovechando que una gestión del gobierno inglés estaba en el mismo país y todo tomaría otro vuelo. Es por ello que enseguida ofrecieron ayuda. Mientras tanto, la familia seguía con la búsqueda e imprimía volantes con los datos de la chica para luego pegarlos en todo el país.

Con la ayuda de todos sus amigos y familiares, Tim se quedó un tiempo más y llamó a una conferencia de prensa para pedir ayuda. Eso logró acaparar la atención de los medios de comunicación de ambos países. Asimismo dio por falsas las teorías que decían que se había ido junto a una secta o que había huido junto a una red de trata de personas. Así la Policía no tuvo otro remedio que salir a investigar y reunir pistas. Luego recibieron una carta firmada por ella donde pedía que ya no la busquen, pero fue considerada como falsa según sus seres queridos.

Con la revisión de los informes se descubrió que la moza de un bar expuso que aceptó la invitación de un cliente, tomó algo y luego no recordaba nada de lo que había sucedido. Así encontraron tres testimonios de personas extranjeras que trabajaban allí que comentaron lo mismo. Es por ello que se percataron que se despertaban, tenían signos de abuso más un malestar estomacal. Asimismo se supo que era la actuación de un violador serial.

Las pruebas concretas

También apareció una joven que pasó una situación similar, tenía un contacto anotado y lo brindó a la policía que acertó con un hombre que habitaba una zona exclusiva, se había mensajeado con Lucie cuando compararon los números y a fin aparecía una lista. Así dieron con el dueño de unos departamentos en una zona exclusiva de Tokio que además se sabía que era propietarios de vehículos de alta gama. Por fin dieron con un lugar donde el hombre estaba yendo con sus víctimas, reconocieron a Lucie y al mismísimo sospechoso que no era otro que Joji Obara. La Policía armó una estrategia para detenerlo por la mañana cuando tomaba el diario; allanaron su casa y encontraron filmaciones de sus delitos más aberrantes, pero en ninguno figuraba la víctima. Sin embargo, sí había pruebas de que el hombre estaba detrás de otras mujeres y una de ellas había perdido la vida en una noche fatídica.

Un millonario en aprietos

Nacido en los años 50, el hombre de familia coreana se hizo una fortuna por su habilidad con el juego del póker. Así amasó una cantidad de dinero que jamás imaginó y comenzó a reinvertirla. Estudió en universidades del extranjero, supo perder dinero pero se recuperaba con gran facilidad. Con una obsesión por su poca estatura, amaba a las mujeres occidentales y siempre pagaba por tener citas con ellas. Siempre iba a bares atendido por mujeres extranjeras, recorría las noches y las invitaba a salir para terminar con un final anunciado. Las drogaba, las violaba y cumplía con sus deseos más oscuros. Así filmaba sus hazañas hasta que fue atrapado. Las cintas daban cuenta de sus disfraces, de los abusos y las intenciones de su comportamiento psicópata.

El triste final

En medio de la investigación se encontró el cuerpo de Lucie, que estaba descuartizado en una cueva, se encontraba en una bañera. Su padre no pudo aguantar el dolor y dio la triste noticia a través de un comunicado. Así se pudo saber que la víctima se encontró con su captor en una playa, almorzaron y fueron al departamento del hombre. Allí la abusó y la mató para luego desmembrar su cuerpo con una motosierra.

Tras un juicio largo, fue condenado por los abusos a las víctimas, menos por el crimen de la chica por la falta de evidencia. A pesar de las apelaciones, solo fue encontrado como el hacedor de la división del cuerpo, mas no por la muerte de la chica. Esto lo condenó a cadena perpetua, pero nunca fue a la pena de muerte.

La familia del acusado, que se decía inocente, le ofreció dinero a la familia de la víctima, que fue aceptado por el padre de la chica. Así fundó una organización que ayuda a las personas que deben buscar a un ser querido.

Los hechos de público conocimiento fueron llevados a un documental hecho por Netflix que ya está disponible para ser visto en las plataformas digitales. Asimismo, la Justicia japonesa no dio demasiados detalles sobre la actualidad del detenido, que podría quedar libre a la brevedad. Este hombre hoy cumple 72 años y tiene la posibilidad de estar en la sociedad como un ciudadano común debido a que ha cumplido la sentencia en grandes proporciones.

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