LOS ´90

La historia mediática de Flavia Miller

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda a la vedette y conductora.

Corría 1996 cuando Susana Giménez y Huberto Roviralta decidieron ponerle fin a su matrimonio de una década en común. Sucede que las asperezas llegaron debido a la incompatibilidad de personalidades y la falta de trabajo y aporte económico por parte del polista. Esta situación hizo mella en la diva de los teléfonos, puesto que precisaba que su esposo hiciera algo de su vida.

La mujer luego mantuvo un vínculo con Jorge Rodríguez, antiguo empresario que se dedicaba a una compañía de teléfonos y líneas comerciales para sorteos en vivo.

En una gira de negocios y presentaciones, la pareja se mostró en público. Así se vio el bienestar de la diva pero también sirvió como prueba para lo que sería su divorcio.

Sucede que Huberto decidió utilizar esta prueba en lo que fue el juicio marital donde ganó por goleada. Usó las pruebas de la infidelidad y así debió ser indemnizado por el total de diez millones de dólares.

Pero todo esto fue anecdótico debido a que a la llegada de la mujer de su viaje breve, quiso echar a Huberto del hogar y él se rehusó. Además intentó acercarse a la diva y recibió un cenicero estampado en su cara. Así salió de la casa y la prensa hizo un show debido al estado del expolista.

En este sentido, Huberto se mostró ensangrentado, con la nariz hecha trizas y un bolso diminuto. Se fue de la casa y allí inició las acciones legales correspondientes. En la actualidad aún percibe una pensión por estos percances.

Sin embargo, no fue del todo honesto. En este sentido, el hombre mantenía un affaire con la vedette

Flavia Miller, quien hizo un circo mediático revelando las intimidades sexuales. Es más: participó de móviles y entrevistas profundizando sobre las habilidades íntimas de su pareja, indicando qué días y horarios compartían, los lugares de los hechos y hasta aseguró que veían el programa de la diva de los teléfonos.

Con este boom, la rubia comenzó a hacerse famosa y así Moria Casán la contrató para que fuera una de las figuras predominantes en la apertura de Playa Franca, un espacio costero nudista.

La inauguración estaba dada por el corte de corpiños que La One instaló, y Flavia era la que más se animaba a salir en pechos. Esto le dio visibilidad y popularidad. Inmediatamente comenzó a trabajar junto a grandes capocómicos como vedette, bailarina y también participó de pequeños pasos de comedia.

A pasos certeros, luego fue actriz en novelas y programas de poco rating y formó parte de algunos realities shows cuando recién empezaban, como lo fueron los conducidos por Lía Salgado y Karin Cohen. También estuvo en el de Mauro Viale, que tenía el mejor rating del mediodía.

Tiempo después, Flavia comenzó a desaparecer de los medios porque precisaba anonimato. De esta manera, cambió su color de pelo: del rubio albino pasó a un morocho total.

Por otro lado, también quiso pasar por el quirófano para reducir el tamaño de su busto y así mantener una figura más sobria.

Al quedarse sin trabajo, comenzó a buscar otras fuentes laborales hasta que pudo conseguir una vacante en un salón de belleza como cajera, recepcionista y mano derecha de los dueños. La señora pudo rehacer su vida y vive una existencia de estricto perfil bajo.

Asimismo, en aquellos años luego del romance con Huberto, la mujer conoció a un hombre cuyo oficio es ser taxista y decidieron pasar por el altar tras un noviazgo breve. Durante la ceremonia de la boda, el padrino, que era el primo de Flavia, se descompensó y falleció.

Después de estos malos tragos, Flavia volvió a su vida y a tener un poco de paz. No tuvo hijos y vive con su esposo.

No quiere regresar a ser una figura mediática, deseando un rol que tenga peso y seriedad. Atrás han quedado los ridículos y los sketches que la consagraron. Ahora, cada tanto, los programas abocados a rememorar el pasado traen al presente los móviles que hacía cuando reveló la verdad sobre Roviralta, pero también cuando Chiche Gelblung le pidió que se sacara los anteojos para mostrar su rostro y la audiencia quedó atónita ante sus facciones reales.

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