León Gieco y el nacimiento de sus canciones

El músico es autor de buena parte de los temas más populares de nuestro país. Un repaso por cómo se gestaron esas composiciones que aún siguen vigentes.

En 1970, León Gieco tenía 19 años y había comenzado a padecer insomnio. No porque lo acosara algún problema, sino por el segundo álbum de Bob Dylan, The Freewheelin’, que daba vueltas por su cabeza casi tanto como en su tocadiscos.

Pasaba horas sacando cada uno de los acordes. Un año después, haría su primera gran presentación en vivo, en el festival Buenos Aires Rock. Allí registró la primera grabación de ­Hombres de hierro: “Yo empecé a tocar con Dylan, estaba obsesionado con ­Blowin’ in the wind. Ahí le robé Hombres de hierro, que es un afano total. No es igual, pero está muy influenciada, porque tiene el mismo ritmo”. Haber hecho ese tema fue, en palabras de León, “destapar una cacerola”, porque después de ella llegaron más de 300 canciones y una carrera musical de 50 años.

A finales de los 90, León Gieco había llegado más alto de lo que se había atrevido a soñar cuando arribó a Buenos Aires; pero, en lugar de apoltronarse en el éxito, redobló la apuesta. Editó en 1997 Orozco, un álbum que incluye la historia de Ojo con los Orozco, una especie de rap en tono satírico, un juego delirante en el que todas las palabras tienen como única vocal la “o”.

La canción narra la historia de la familia Orozco, compuesta por ocho hermanos, todos ellos corruptos excepto uno, Rodolfo Orozco, músico igual que León: “Yo pongo los votos solo por Rodolfo, los otros son locos, yo los conozco, no los soporto”. Es un espejo hilarante de una sociedad enferma de menemismo, obligada a las argucias más viles para sobrevivir, hipnotizada por espejismos en los que terminaría ahogada.

En el año 2000, León Gieco lee el libro Jinetes rebeldes. Historia del bandolerismo social en Argentina, y convoca al autor, Hugo Chumbita, para que escriban juntos una canción que tenga como protagonistas a Vairoleto, Mate Cosido, Juan Cuello, Martina Chapanay y los demás gauchos indios, y jinetes rebeldes que desempeñaron un papel determinante en el origen de las repúblicas americanas del sur, guerreando por la independencia, apoyando a los caudillos provinciales y expresando el ansia de libertad de los campesinos, quienes los ­convirtieron en mitos de la cultura popular. Fue así que nació Bandidos rurales.

Su primera percepción de los “bandidos” le llegó a través de las películas de cowboys: “Era fanático. Me acuerdo de la historia de Butch Cassidy que protagonizaron Robert Redford y Paul Newman. Butch Cassidy terminó viniendo a la Argentina, anduvo por la Patagonia, lo siguieron y lo mataron en el Norte. Y tiempo después me puse a pensar que noso­tros, acá, tuvimos nuestros propios cowboys, que son estos personajes que nombro en el disco. Eran queridos por la gente, no por todos, sino por la gente pobre, los anarcos. Mate Cosido les afanaba a los ingleses, cómo no lo iban a querer. Y estos personajes, cuando robaban, una parte del botín se lo quedaban y la otra parte la repartían entre los hacheros y los indígenas”.

Noticias Relacionadas