los ' 90

Montaña rusa: de amores, amigos y dramas familiares

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda la novela con el guión de Jorge Maestro y Sergio Vainman.

En 1994 los guionistas Jorge Maestro y Sergio Vainman dieron vida a Montaña Rusa, un programa adolescente que narraba las vicisitudes de un grupo de jóvenes que se encontraba en vísperas de finalizar el secundario; y la historia de unos amigos que estaban en la primera adultez y buscaban su rumbo en la vida.

De lunes a viernes a las 18, el público joven sintonizaba Canal 13 y escuchaba la cortina musical, constituida por Todo cambia de Man Ray; mientras que un colorido clip presentaba a los jóvenes protagonistas.

Fiel a la temática de su nombre, el programa mostraba las circunstancias de unas chicas bellas y rebeldes que iban a un colegio privado: Mariana (Interpretada por Nancy Dupláa), Paula (Betina O’Connell), Karen (María Celeste Pisapia), Verónica (Claudia de la Calle), Tamara (Giselle Miró), Silvana (Malena Solda) y María (Carla Peterson).

En contraposición, estaban los buenos muchachos, unos años mayores, con sus primeros empleos, la elección de las profesiones, la independencia y emancipación. Ellos eran Alejandro (Gastón Pauls), Víctor (Eric Grimberg), Nicolás (Sebastián de Caro), Bruno (Esteban Prol), Maxi (Diego Ramos) y Darío (Diego Olivera).

La novela, que duró dos temporadas, llegó al teatro para las vacaciones de invierno y traspasó la pantalla convirtiendo a sus protagonistas en los ídolos teens de aquellos años.

La trama iniciaba con una pareja en segundas nupcias constituida por Lili (Beatriz Spelzini) y Guille (Guillermo Peña). Ella tenía dos hijos, Mariana y Facundo, de una relación pasada; mientras que él tenía a Alejandro. Pero Mariana y Alejandro se enamoran y dan inicio a una relación que debió atravesar infinitas situaciones como viajes, una internación en un reformatorio, una boda postergada y varias infidelidades.

Pese a los obstáculos, el amor fue más fuerte, y los chicos lograron fundar un matrimonio estable con residencia en México para el final de la segunda entrega.

El resto de los personajes también debió atravesar los problemas típicos. Víctor dejó la carrera de ingeniería para dedicarse de lleno a su pasión: la fotografía analógica; elección que le valió la pelea y posterior distanciamiento de su familia.

Por su parte Silvana salía con Nicolás, pero la relación estaba destinada a los tropiezos dada la disconformidad de sus padres. Mientras que Karen daba sus pasos en el modelaje y recibía a su hermana gemela Tamara. Asimismo Bruno y Verónica fueron los primeros en casarse y formar una familia.

Fiel a la hora de reflejar los acontecimientos posteriores a la adolescencia, y los propios del ingreso en la vida adulta, esta producción se convirtió en un clásico de la época. Además dio inicio a un conjunto de ficciones similares en la temática.

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