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Natalia y Samanta Farjat, audaces en el pasado, felices en la actualidad

Las jóvenes saltaron a la fama por el caso Coppola, fueron estrellas en los 90 y ahora triunfan con un estricto perfil bajo.

A mediados de los años 90, Guillermo Coppola reconocido por ser el representante del fallecido Diego Armando Maradona, se vio envuelto en un escándalo tras el allanamiento de su departamento porteño, donde encontraron drogas dentro de un jarrón.

En este contexto, dos jóvenes ignotas, llamadas Samanta Farjat y Natalia, que solían compartir ágapes junto a estos famosos, se hicieron conocidas mediáticamente y gozaron de ello.
Se pasearon mediáticamente por todos los programas del mediodía dando a conocer sus experiencias, deseando una fama efímera que luego quedaría dentro de los recuerdos kitsch de una televisión de bajo presupuesto cuyos contenidos distaban de tener un buen gusto.

Hoy en día, lejos del vértigo de esa televisión basura que las hizo conocidas, Natalia contrajo nupcias, se convirtió en mamá de dos hijos y se instaló en Estados Unidos, donde construyó una certera carrera gracias a dos documentales que hicieron historia, le valieron dos premios internacionales más otro 17 Emmys, y una mención como personalidad destacada en el Congreso de Estados Unidos. Además ejerce como actriz del séptimo arte, conductora, comunicadora, directora y modelo en redes sociales. Incluso, escribió dos libros que se convirtieron en best sellers y narran experiencias de su vida íntima. De forma reciente fundó una cadena de restaurantes que le valieron un éxito más a su agitada vida. En este momento tan loable de su existencia, la mujer decidió emprender una batalla legal contra Google para que la desvincularan de enlaces, contenidos, videos, noticias que mantuvieran un nexo con el afamado caso de Guillermo Coppola, la circunstancia que la hizo famosa.

Gracias a sus denuncias, la joven consiguió el aval de la Justicia a su favor que determinó que fue víctima de una maniobra delictiva. El fallo puso en boga las aristas como el derecho al honor, la protección de la intimidad, la libertad de expresión. “Gracias a este fallo el día de mañana mis hijos sabrán que fui víctima de mi entorno y de una terrible maniobra delictiva, y que nunca dejé de luchar”, afirmaba a un medio en el momento de lograr esta victoria.

De pelear en TV al periodismo

Con el correr de los años, se alejaron de los flashes mediáticos, y de la revolución televisiva de la que fueron parte. Esta paralizaba al país en cada una de sus intervenciones, con índices de rating altísimos. Tanto Samanta Farjat como Natalia se relacionaron con el periodismo, espacio en donde, cada una, a su manera, supo barajar y dar de nuevo.

Samanta aún se vincula con las personas que formaron parte del raid mediático. Incursionó en la radiofonía argentina e hizo otros trabajos en relación a la comunicación. Si bien no ha logrado el lugar que sí consiguió Natalia, transita sus días en armonía. Está casada con un colega, cursó un embarazo que no pudo llegar a término y hoy vive en su hogar, con una familia ensamblada y disfruta de la paz de la adultez.

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