Norma Pons, una diva nacional

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda la vida de la actriz y humorista.

Dueña de un talento indiscutido y una figura escultural, Norma Pons inició su camino en el arte como figura inherente al llamado teatro de revistas. Allí dio sus primeros pasos como bailarina, luego fue corista y también primera vedete. En muchas ocasiones, supo participar en un dueto junto a su hermana y colega, Mimi Pons. Con una blonda cabellera y un maquillaje característico, Norma pudo defender a ultranza su libertad y siempre priorizó su carrera profesional por sobre otras elecciones. Además, mientras la fama y las posibilidades iban creciendo, ella siempre tuvo en claro que su vida íntima debía ser protegida bajo siete llaves. De esta manera, nunca trascendieron rumores sobre sus romances o relaciones amorosas. Tampoco se involucró en escándalos o líos mediáticos.

Sus comienzos se dieron en el radioteatro, en los años cincuenta; debido a que tenía una voz impecable, una gran capacidad de compresión de textos y una dicción de locutora que la llevaron a ser elegida para interpretar personajes característicos. Esto sucedía en su Rosario natal, sin saber que luego se instalaría en la Ciudad de la Furia hasta sus últimos días.

Tiempo después, con los pies en Buenos Aires, las hermanas fueron descubiertas por el gran Pepe Marrone, que las catapultó a la fama eligiéndolas como figuras de sus producciones. Años después de cosechar una fortuna, Mimí dijo basta, se casó y eligió la fundación de una familia por sobre su amada carrera. A paso firme, por su parte, Norma fue abocándose a la actuación humorística y, entrada la década de los años noventa, fue convocada para participar de un ciclo llamado El palacio de la risa, cuyo conductor era Antonio Gasalla e iba presentando una serie de sketches que lo tenían al frente junto a un elenco inmenso integrado por Verónica Llinás, Humberto Tortonese, Juana Molina, Daniel Aráoz, Clotilde Borella, Claudio Giúdice, Roberto Carnaghi, entre otros. La entrega liderada por el humorista fue cambiando de nombre, emisoras y horarios pero mantuvo al equipo de trabajo en las actuaciones.

Así, Norma fue la responsable de dar vida a la directora de un colegio que combatía a diario las andanzas de la maestra Noelia, encarnó a una empleada pública, entre otros personajes.

Asimismo, quería dejar atrás su costado de vedete para dar rienda suelta a su faceta actoral. Poco a poco fue aceptando roles dramáticos en cine, teatro y televisión.

De esta manera, Norma había alcanzado sus sueños, supo brillar y cosechó su siembra. Además entabló una relación amistosa muy cercana con José María Muscari, hasta se convirtió en la musa de sus obras; y llegó a participar en una de las ediciones del certamen de baile en el programa conducido por Marcelo Tinelli. Allí dio cátedra de elegancia y carisma.

Un tiempo después, la mujer sufrió una descompensación cardíaca por la que dejó este mundo.

Noticias Relacionadas