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Una diva abandonada en pleno almuerzo

Durante una emisión de los clásicos programas de Mirtha Legrand, una pregunta incomodó a la modelo Silvana Suárez, quien dejó su lugar en la mesa antes de tiempo.

Nacida en Córdoba, Silvana Suárez creció en una familia de artistas. Sus padres se dedicaban al dibujo y a la plástica, y en su adolescencia estudió música: se recibió de profesora y directora de coros. Asimismo, al finalizar su formación secundaria, se decidió por la carrera de Arquitectura. Así pudo inscribirse en la Universidad de su provincia e iniciar el camino para lo que sería una profesión que luego quedaría trunca.

Una vez que finalizó el primer año con todos los honores y las materias rendidas, su madre insistía para que tuviera trabajos temporarios y así colaborara en la economía familiar. De esta manera, ella supo conseguir empleos durante el verano que le servían también para continuar con sus objetivos.

En ese contexto, la mujer era consciente de las cualidades físicas de su hija, que tenía una esbeltitud y una belleza innegables, como también dotes para desempeñarse como modelo de alta costura, y logró que Suárez aceptara anotarse en una selección para las candidatas al célebre concurso de Miss Mundo. A pesar de que tenía cierta desconfianza (pues creía que las candidatas estaban por acomodo), lo hizo y esa decisión cambió su vida para siempre.

Luego de viajar, presentarse en diversos eventos y acaparar las tapas de las revistas, viajó a Londres para presentarse en la final por el puesto de Miss Mundo, siendo elegida como la mujer más hermosa en el Royal Albert Hall, en noviembre de 1978.

Este éxito consolidó a la joven como una estrella en ascenso. Dejó sus estudios, se asentó en Buenos Aires e inició una nueva etapa en su vida que le trajo un amor inesperado con Julio Ramos, el dueño del diario Ámbito financiero y periodista de primera línea. Así el flechazo fue intacto, se casaron a la brevedad y fundaron una familia con dos hijos: Julia y Augusto.

Por aquel entonces, el matrimonio apostaba fuerte a la evolución del periódico. Sin embargo, no todo era color de rosa porque los celos y las peleas también se hicieron presentes en la vida íntima hasta que se volvió insostenible. De esta manera, iniciaron los trámites de divorcio y el escándalo mediático no tardó en aparecer en la escena.

La trifulca que se armó entre los exintegrantes de la pareja los hacía presentarse en los programas o ediciones gráficas acusándose mutuamente por experiencias compartidas de un tinte poco feliz. Así, la producción de los almuerzos más importante de la televisión argentina, encabezados por la señora Mirtha Legrand, contactó a la modelo para invitarla a la ocasión sin saber que luego estaría presenciando una de las aventuras mediáticas con mayor impacto en la memoria colectiva hasta nuestros días.

Sucedió que antes de ir a un corte, la conductora indagó sobre el escándalo de la mujer. Exactamente le dijo que a través del lío personal estaba usufructuando el malestar y que no debería conversarlo públicamente. Así en un atisbo de ira, Silvana no tuvo reparos en responderle a la diva y le retrucó: “Vos estás usufructuando de esa posibilidad. Vos me decís que no tengo que ir a ventilar mi vida a la televisión. Yo no tengo otra opción, ¿vos para qué me invitás entonces a tu programa?”.

Lejos de quedarse quieta, la Chiqui afirmó que al público le interesaba saberlo y que la mujer siempre podía negar la invitación, pero nada la calmó. De esta manera, Silvana le pidió perdón a la audiencia, a los invitados y se retiró del programa en vivo para que la conductora otra vez tomase las riendas al grito de: “Yo no necesito de vos para tener audiencia, Silvana Suárez. No te necesito”.

Este hit es una anécdota que es utilizada una y otra vez en los sketches, informes y programas que retoman viejas escenas que hicieron historia. Además, el audio fue utilizado para algunas canciones bizarras y cuenta con múltiples reproducciones en el universo digital.

Ahora, Legrand disfruta de lo cosechado; está encerrada por la pandemia imperante pero trabaja en la producción de su show que temporariamente es conducido por su nieta. Por su parte, Silvana se afincó en Córdoba donde inició una nueva vida por fuera de la fama que supo mantener.

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