Churros: un clásico del verano que se disputan chinos, árabes y españoles
Dónde nacieron los churros es un interrogante sin respuesta. Lo que sí es seguro es que en la Argentina, donde es típico de las playas, por primera vez se rellenaron con dulce de leche.
En los meses del verano, el rito del mate suele tener un invitado especial, el churro. Si bien se consiguen en panaderías y churrerías a lo largo de todo el año, este alimento dulce suele ser el predilecto de los argentinos que veranean en las playas del país o pasan las horas de calor junto a la pileta. Aunque esta es una gran certeza, en torno al churro hay muchas dudas, especialmente sobre su origen.
Ciertamente, este producto comestible es popular en casi todo el mundo, no solo en la Argentina. Dulces o salados, rellenos con dulce de leche o distintas cremas, o simplemente espolvoreados con azúcar, la historia ha tapado de versiones el origen del churro. Sobre lo que sí hay consenso es en que esta tradición de la gastronomía lleva siglos sobre la faz de la Tierra.
Se cree, al menos es la versión más difundida, que todo empezó en España. Allí les atribuyen la creación a los viejos pastores que pasaban semanas en el campo. Corrían los días del siglo XVIII y la falta de pan llevó a estos hombres a ensayar el preparado para luego darle difusión. Sin variantes hasta hoy, aquella masa simple se hacía con harina, agua hirviendo y sal, y se la sumergía en un elemento graso y caliente para cocinarla.
Esta versión está apoyada por algunos historiadores que argumentan que la palabra “churro” está asociada al parecido del alimento con los cuernos de las ovejas churras, una raza originaria de Castilla y León. Se estima que en España hay más de dos millones y medio de churras, conocidas por ser buenas productoras de leche.
La disputa sobre el origen de los churros también involucra a Oriente, desde donde provienen dos teorías. Hay quienes aseguran que la popular fritura llegó a España gracias a los árabes, una cultura que dejó una marcada impronta en la península ibérica. No obstante, también hay otra versión que sitúa en Oriente la invención de los churros, en China más precisamente, donde los llaman “youtaio”. Esta variante afirma que llegaron a Europa a través de los marineros portugueses, quienes los llevaban con ellos de vuelta al continente.
Los churros son considerados “frutos de sartén”, denominación que también incluye a las porras españolas, las berlinesas o bolas de fraile y las donas. Sin embargo, una característica fundamental asoma cuando se habla del churro: es uno de los pocos alimentos que pueden oírse. El churro cruje. Es una imagen sonora extendida que está asociada, quizás, a lo mejor que tiene: que es muy crocante.