cultura
¿Cómo nacieron los pecados capitales?
Es antiquísimo el inventario de las peores pasiones en las que puede incurrir el ser humano y que no han podido ser superadas en su evolución.
Aunque es un concepto que se sigue utilizando hoy en día, el origen de los siete pecados capitales se remonta al siglo IV, cuando el asceta Evagrio el Póntico –también conocido como el Solitario– fijó en ocho las principales pasiones humanas pecaminosas: ira, soberbia, vanidad, envidia, avaricia, cobardía, gula y lujuria. El ascetismo era una doctrina filosófica que buscaba purificar el alma mediante la negación de los placeres materiales, algo bastante poco popular en el siglo XXI.
El propósito de Evagrio al definir estas pasiones era ayudar a los monjes a reconocer y combatir las tentaciones que amenazaban su camino hacia la santidad. Al categorizar estos vicios, proporcionó una herramienta para la introspección y el autoconocimiento. Cada pasión representaba un obstáculo en el camino hacia la perfección espiritual, y su identificación era el primer paso para superarlas. Aunque su lista original constaba de ocho pasiones, su trabajo fue el precursor de lo que eventualmente se convertiría en los siete pecados capitales, una evolución que reflejaría la adaptación de sus ideas a lo largo de los siglos.
El legado de Evagrio el Póntico se extendió más allá de su tiempo, influyendo en generaciones de pensadores cristianos. Sus ideas sobre las pasiones humanas fueron recogidas y adaptadas por otros teólogos, lo que permitió su difusión en el mundo cristiano. La identificación de estas pasiones como pecados capitales fue un proceso gradual, que involucró la reinterpretación y simplificación de su lista original. Este proceso culminaría en la consolidación de los siete pecados capitales, tal como los conocemos hoy, pero el aporte de Evagrio sigue siendo fundamental para entender su origen.
Fue San Gregorio Magno, Papa de la Iglesia Católica entre 590 y 604, quien simplificó y consolidó la lista de pecados en los siete que conocemos hoy: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. En su obra "Moralia, sive Expositio in Job", Gregorio eliminó la vanidad y la cobardía de la lista original de Evagrio, fusionando y redefiniendo algunas de las pasiones para reflejar mejor las preocupaciones morales y espirituales de su tiempo. Su versión de los pecados capitales fue más accesible y aplicable a la vida diaria de los cristianos, lo que facilitó su aceptación y difusión.
La influencia de San Gregorio en la consolidación de los siete pecados capitales fue fundamental para su posterior popularización. Su versión de los pecados se convirtió en un elemento central de la enseñanza moral cristiana, influyendo en la literatura, el arte y la predicación de la Iglesia durante siglos. La lista definitiva de San Gregorio no solo reflejaba las preocupaciones de su tiempo, sino que también anticipaba la universalidad de estos vicios como desafíos perpetuos para la humanidad.
La BBC levantó su programa Sin On Saturday (Pecando en sábado) después de sólo tres emisiones. El show, producido en vivo en los estudios de Glasgow y conducido por el periodista inglés Bernard Falk, fue suspendido “por no alcanzar niveles satisfactorios y constituir, más que pecado, una ofensa”, según dijeron los ejecutivos del canal. Hasta el momento habían comparecido como invitados la actriz porno Linda Lovelace, el actor Oliver Reed, el exministro John Stonehouse (quien simuló su propia muerte en una playa de Florida para cobrar seguros mediante testaferro), el cantante Gary Glitter, el duque de Argyll, y William Hamilton, miembro antirrealista del Parlamento.
En futuras emisiones se esperaba la concurrencia del ex canciller alemán Willi Brandy y del cazador de nazis Simon Wiesenthal. Los directivos de la cadena británica estaban preocupados por el estilo inusual de la serie, que cada semana era referida a un pecado mortal distinto. Se sabe que el primer programa (dedicado a la codicia) obtuvo una audiencia de aproximadamente 6 millones de espectadores.
