cultura
El director de cine y el mayordomo
João Moreira Salles es uno de los mayores documentalistas brasileños que a través del registro doméstico llega a hacer grandes películas.
Considerado uno de los más importantes documentalistas contemporáneos brasileños, inició su carrera en 1985 como guionista de una serie documental para televisión. Es, al mismo tiempo, una figura imprescindible de la escena cultural del Brasil, en tanto editor de Piauí, una de las mejores revistas del continente, y director del Instituto Moreira Salles, cuyo acervo fotográfico (800.000 imágenes originales), musical (80.000 fonogramas) y literario (archivos personales de los más significativos escritores brasileños) no tiene parangón en América Latina.
Hijo del banquero y embajador Moreira Salles y hermano del también cineasta Walter Moreira Salles, de joven solía disponer de un humor especial ante la adversidad: el encuentro con el personaje; la responsabilidad por dar la palabra al pueblo; la supresión de elementos cinematográficos en busca de la esencia y el arte de no terminar, de no cerrar una película para que el fin quede en manos del espectador serían algunas de las claves de sus documentales.
Santiago Badariotti Merlo fue el mayordomo ítalo-argentino de la familia Moreira Salles y tocaba Beethoven en el piano Steinway, declamaba a Ovidio en latín y hacía los arreglos florales de la casa, inspirado en partituras clásicas, hasta que, a principios de los 80, cuando la casa de los Salles se vació, se fue a vivir a un departamentito en Leblón. En 1992, cuando Santiago tenía ochenta años y le faltaban menos de dos para morir, el joven João intentó hacer un documental con él. Durante cinco días lo filmó obsesivamente en la minúscula cocina de aquel mínimo departamento.
João estuvo más de dos años trabajando hasta convertir aquellas nueve horas de filmación en un hermosísimo documental de 79 minutos. Solo se permitió agregar su voz en off confesando aquello que la cámara no supo registrar.
No intenso agora —cuya traducción sería: En el intenso ahora—, que participó de la competencia internacional del BAFICI 2017 y ganó el premio a la Mejor Música Original en el prestigioso festival Cinéma du Réel, en Francia, es un relato cuya búsqueda de lo inesperado que se oculta en una serie de películas que en general retratan a la historia de manera espontánea.
Registros documentales de artistas diversos o de origen anónimo; programas periodísticos de la época; películas familiares en la que protagonistas desconocidos dan cuenta de su tiempo sin habérselo propuesto. La mirada del director es la encargada de ir haciendo camino a través de ellos y su voz es el hilo de Ariadna que guía al espectador en un viaje que es tan emotivo como histórico.
João Moreira Salles también abordó cinematográficamente el Mayo de París. En 1968 la familia Salles estaba viviendo en Francia, exiliada, ya que el padre había sido ministro del gobierno depuesto en 1964 por los militares. Aunque João era muy chico entonces y casi no conserva recuerdos directos, quiso hacer una película sobre esos acontecimientos que dejaron una marca en la historia.
En los últimos años, el documental ha tenido un auge y en plataformas digitales se pueden ver disfrutar diversas producciones de Salles. En ese sentido, el director explicó: “De manera más general, tengo la impresión de que en países sin una industria cinematográfica consolidada, el documental tiene una ventaja sobre la ficción. La gente tiene prisa por filmar y la ficción es cara. El documental es cine de guerrilla. Y no solo eso: el documental es también el laboratorio del cine, el lugar donde se llevan a cabo los experimentos. La razón es simple: como decía Eduardo Coutinho (uno de los grandes documentalistas brasileños y de Latinoamérica), el costo de la derrota es menor, tanto en términos económicos como simbólicos. Ponlo todo junto y parece natural que nuestro continente sea un territorio muy fértil para el documental”.