El hotel cubano por el que pasaron todos los famosos

El establecimiento, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, fue inaugurado en 1930 y, desde entonces, todos los grandes personajes que llegan a La Habana se hospedan allí.

El Hotel Nacional está en el barrio El Vedado, de La Habana, frente al malecón. El novelista Alejo Carpentier lo describió como un “un castillo encantado”y allí se hospedaron las principales figuras públicas que pasaron por Cuba.

En 1946, el entonces primer ministro británico Winston Churchill llegó a Cuba. Cuando se asomó a la portezuela del Boeing 17 que lo trajo, levantó la mano derecha y con los dedos índice y mayor hizo la “v de la victoria” a la multitud que lo aguardaba en el aeropuerto de Rancho Boyeros.

El Hotel le ofreció el Apartamento de la República, que es el destinado a los huéspedes oficiales más distinguidos. Durante su estadía se volvió un fumador insaciable de habanos. Dejó una frase que quedaría en el recuerdo de los cubanos: “Cuba siempre está en mis labios”. Y para poder cumplir la promesa, dejó también un encargo: que le enviaran todos los meses cajas de habanos, cometido que cumplió la fábrica habanera de puros “Romeo y Julieta”.

El hotel está sobre una loma en la que, en otros tiempos, estuvo erigida una batería emplazada contra los desembarcos privados. La construcción estuvo a cargo de una muy importante firma de arquitectos de Nueva York, fue realizada combinando el estilo colonial con elementos de art decó. En sus jardines aprendió a bailar la rumba Marlon Brando, habilidad con la que luego se luciría en los cabarets de la ciudad. El actor que hizo de Tarzán, Johnny Weismuller, adelantándose en muchos años a Charly García, se tiró a la pileta desde el segundo piso del hotel.

También pasearon por allí Fred Astaire, Walt Disney, Robert Plant, Pablo Casals, Pablo Neruda, Buster Keaton, Nat King Cole, Julio Cortázar, Rocky Marciano, Mick Jagger y Paco de Lucía, entre muchos otros.

El Cabaret Parisien que se encuentra en el Hotel funcionaba antes de la revolución como casino. Allí se reunían personajes de la mafia como Lucky Luciano y Frank Costello, que solían invitar para amenizar sus veladas, a su gran amigo Frank Sinatra. El cantor ítalo-norteamericano disfrutaba mucho cantar allí para sus amigos; en una entrevista recordaba esas noches habaneras en las que cantaba “como sólo puedo hacerlo cuando estoy entre amigos, hasta que la voz no me daba para más… hasta enronquecer”.
La mafia estadounidense tramó asesinatos en sus salones, sus jardines se convirtieron en trincheras durante la crisis de los misiles y Tarzán utilizó el segundo piso como trampolín para saltar a la piscina: pocos lugares en el mundo albergan tantas historias como el Hotel Nacional de Cuba. Asimismo, su ubicación “permite a grandes rasgos contar la historia de Cuba, desde los aborígenes a la actualidad”, explicó Aeleen Ortiz, especialista de la Oficina de Historia del hotel.

Erguido desde el 30 de diciembre de 1930 sobre una colina que mira al célebre malecón de La Habana desde el barrio del Vedado, el Nacional quizá no es según los modernos estándares actuales el establecimiento más lujoso de la capital, pero suple ese defecto con creces con la gran cantidad de anécdotas que se entretejen con nueve décadas de la historia cubana.

Desde 1979, el hotel funciona como sede del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano que se celebra cada año en el mes de diciembre. En la puerta del restaurant, se ve un cuadro con el detalle del menú pedido por algunas de las principales figuras que se alojaron en ese hotel que es, sin duda, uno de los mayores símbolos de la ciudad de La Habana.

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