CULTURA
Elaborar la pandemia: una tarea de poetas
La editorial platense Pixel recientemente ha publicado Confines, una antología poética en época de Covid-19.
El poeta platense Carlos Aprea y su par italiano, Roberto Pasquali, han hecho una muy cuidada selección de poemas –varios de ellos de autores platenses, entre los que sobresalen Mario Arteca, Horacio Fiebelkorn y César Cantoni–.
Son poemas escritos en estos tiempos, lo que no significa necesariamente que la pandemia esté expresamente aludida, aunque inevitablemente ha dejado su marca en el imaginario de cada autor y autora.
Dice el escritor italiano Bifo Berardi en el prólogo: “El virus ha desencadenado un proceso de mutación inconsciente, pero este proceso tiene que ser elaborado. Es tarea psi, pero también, y sobre todo, es tarea para poetas”.
Los compiladores señalan en un texto introductorio: “Con su particular carácter, su extensión global, la pandemia ha diseminado antiguos temores humanos, como un inmenso torbellino planetario. También el lenguaje recibe la inesperada novedad. Ya sea como vehículo de asombro, resistencia, expectativa o afirmación de viejos y nuevos interrogantes; en el vínculo con un mundo que, es obvio decirlo, desde hace tiempo dejó de estimular esperanzas de una vida ajena a la crisis permanente, empujada por las derivas de un sistema que borra todo horizonte utópico del acontecer cotidiano”.
Y continúa: “La pretensión, reunir, dentro de los límites temporales y vinculares posibles, voces de distintas geografías y experiencias”.
Para utilizar el título de unos poemas elegidos del reconocido poeta platense, Mario Arteca, podemos afirmar que el virus es “un desconocido llama a la puerta”.
La poeta cordobesa Susana Cabuchi, en su poema Encierro, dice:
Ahora
esta poeta de provincia
que soy,
también como ella
encerrada e insomne
dicta poemas a distancia,
por correo electrónico, por zoom,
al amigo, a los desconocidos,
a quien acepte
Poemas y prosas de la peste
Los textos de la poeta platense Roxana Paez hacen foco en la pandemia, presenta “poemas y prosas de la peste”. En su prosa dice, oscilando entre la crónica y la reflexión: “Al país de donde vino la peste, llegaron de casi todo el mundo los pedidos innumerables de barbijos. La ciudad denunciada como origen de la peste fue el modelo de los pasos a seguir, el modelo
para la sanación. De donde vino la peste llegó la noticia del primer médico muerto por la peste”.
Una mirada poética que traspasa lo cotidiano: “Durante las vacaciones de Pascua, la gente se mantuvo encerrada y los trenes y los desplazamientos fueron solo para vampiros y vampiresas, bellos y bellas durmientes que fueron trasladados de una ciudad a otra para que pudieran respirar durante tres semanas en su sueño profundo sus vidas pasadas”.
Una forma de tomar un fragmento de realidad para reconstruir el todo: “La pandemia provocó una vuelta a la artesanía. En una ciudad de Francia, el director del hospital pedía que modistas voluntarias fabricaran con urgencia barbijos y guardapolvos de recambio. El Estado no había sido previsor y ya no quedaba tiempo siquiera para penar con un atuendo más seguro”.
En tanto la poeta italiana, Isabella Panfido, alude también a los efectos colaterales de la pandemia:
En el asedio cada casa es una burbuja
no fuego enemigo o veneno en el aire
no mal o razón,
como viejos esperando la nada
los parches de las comidas, del sueño.
Esta poeta veneciana, en versos impecable mente traducidos al español por Carlos Aprea, cierra con un poema en el que enfrenta versos contra virus, cuya estrofa final dice:
Pero este es el viaje, esta es la medida del
paso en el límite vago de la travesía.
Incendia ahora todas las reservas, no las
guardes,
otros días reclamarán
la fuerza de la alegría
que ahora estás construyendo
como una armadura contra la actual
incertidumbre
La poesía llega hasta las profundidades donde se aloja el miedo y la sospecha, puede tocar el lado más oscuro de la realidad, ir a lo más abismal de cada uno, donde la fragilidad es temblor. Este es el recorrido que nos proponen los artistas en este libro.
Otro escritor italiano, convocado para la obra, Roberto Pasquali, también deja su testimonio poético en tiempos de coronavirus:
El miedo entra en las venas
de este tiempo suspendido
rompe antiguas defensas
encuentra nuestra fragilidad
estamos solos, desnudos
frente a lo que está escondido
un veneno en los márgenes de la vida
que se corona rey de este tiempo
para nosotros tal vez ocasión
para iluminar con un nuevo sentido
nuestra existencia.