Kelt-9b, el planeta más cálido del universo
Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de California revela nuevos secretos de este cuerpo celeste ubicado a 650 años luz de la Tierra.
En 2017, el sistema de Telescopios Extremadamente Pequeños de Kilogrado (Kelt, por sus siglas en inglés) detectó por primera vez la presencia de Kelt-9b, un exoplaneta gaseoso ubicado a 650 años luz de la Tierra.
Cuatro años atrás, los registros de los equipos robóticos del Sur de Arizona (Estados Unidos) y Sudáfrica, dieron a conocer al cuerpo celeste más caliente del universo. Se estima que Kelt-9b supera los 4.700 grados centígrados durante el día, una temperatura similar a la del Sol y hasta un 80% superior que la de todas las estrellas conocidas del espacio.
Ahora, gracias a los datos recopilados por el telescopio espacial Hubble, un equipo de investigadores de la Universidad de California, en tierras norteamericanas, logró revelar nuevos secretos de este excéntrico exoplaneta.
Los astrónomos de la institución estadounidense pudieron detectar el espectro de eclipses de Kelt-9b. Luego -según explica el trabajo publicado en la revista The Conversation- utilizaron un software para extraer la presencia de moléculas y descubrieron que había una gran cantidad de metales.
Estas conclusiones sorprendieron a la comunidad científica, debido a que la hipótesis principal sobre este tipo de moléculas metálicas sostiene que no pueden existir a temperaturas tan extremas, ya que se romperían en compuestos mucho más pequeños.
“Este tipo de planeta tiene una temperatura tan extrema que está un poco separado de muchos otros exoplanetas”, sostuvo Megan Mansfield, estudiante de la Universidad de Chicago que participó del estudio.
Además, los investigadores confirmaron que la órbita de Kelt-9b se encuentra inclinada a unos 80 grados, lo que permite identificar un pasado violento, con posibles colisiones, algo que ya fue observado en varios cuerpos celestes de esta clase. “Lo más probable es que este planeta se haya formado lejos de su estrella madre y que las colisiones ocurrieran mientras migraba hacia el interior, hacia la estrella”, indica el estudio.
Los observatorios actuales, como el telescopio Hubble, no fueron diseñados para estudiar la atmósfera de los exoplanetas. Por eso mismo, la comunidad astronómica aguarda con ansias la llegada de la próxima generación de telescopios espaciales, como el James Webb y la misión Ariel. Estos equipos, con capacidades e instrumentos de última generación, podrían ser determinantes para este tipo de investigaciones, ya que permitirían brindar respuestas a gran parte de las preguntas fundamentales de la historia del espacio.
Lamentablemente, Kelt-9b está siendo absorbido y no tiene un gran futuro por delante. De acuerdo a un estudio publicado en 2018, su atmósfera está siendo arrastrada por la fuerza gravitatoria de su estrella.