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La desconocida historia de Héctor J. Cámpora

Le alcanzaron cuarenta y nueve días para ser amado por la juventud peronista. Fue uno de los hombres más fieles a Juan D. Perón quien lo propuso para presidente.

Su padre, don Pedro Cámpora tenía un almacén de ramos generales en la ciudad de Mercedes. Allí se pagaba hasta la patente del sulky, era una especie de rapi pago de la época. En ese pueblo en el que se conocían todos, el 26 de marzo de 1909, nació Héctor José Cámpora, el menor de seis hermanos –tres de ellos nacidos en el primer matrimonio de su padre-. De chico era difícil bajarlo de la bicicleta, cuando llegó a la adolescencia se lució en la Doble Giles, una carrera en la que se unía Mercedes con San Andrés de Giles, cincuenta kilómetros de tierra entre ida y vuelta. Ganó tantas veces esa competencia que los de Giles impusieron como requisito que para poder correr esa carrera había que ser nacido allá. También le gustaba el fútbol –era fanático de Boca-, desempeñándose como arquero del equipo del Colegio Nacional Ameghino, donde se recibió de bachiller en 1927. Existían en la ciudad dos clubes de fútbol, Platense y Colegiales; Cámpora fue quien propuso que se fusionaran ambas instituciones, y así nació el Club Estudiantes de Mercedes.

Su hermana Carmen María se casó con Héctor Pedro Collazo, un médico y caudillo político de San Andrés de Giles. Durante los tres últimos de su bachillerato, Héctor visitaba con frecuencia a Carmen y se hizo de muchos amigos en San Andrés de Giles. Cuando se recibe de odontólogo decide radicarse en Giles porque piensa que le resultaría mucho más fácil hacer carrera en un pueblo más chico que Mercedes. Su afición al deporte hizo que se acercara al club Almafuerte, del que llegaría a ser presidente. Cámpora tenía entonces una "voituré" Ford, modelo 32, uno de los primeros Ford de 8 cilindros que aparecieron, y se iba al campo a buscar a los jugadores de Almafuerte para que no faltaran a los partidos. Se levantaba a las siete de la mañana y allá se iba con su auto. Y cuando el equipo ganaba, ponía una bandera del club arriba del techo al auto y salía a recorrer las calles de Giles para festejar.

Héctor Cámpora se convirtió en una personalidad destacada en San Andrés de Giles: profesional reconocido por su clientela, amigo de todo el pueblo, presidente del club más popular, y casado con una descendiente de una de las familias más reconocidas de la zona con quien tendría dos hijos. Al producirse la revolución de 1943 el gobierno nombró a un representante para encontrar en San Andrés de Giles a un vecino notable que no hubiera actuado en política hasta ese momento y que pudiera desempeñar las funciones de comisionado. Cámpora fue la persona elegida. En 1944 el entonces coronel Juan Domingo Perón hizo una visita a Junín. Cámpora fue a visitarlo y lo invita a visitar a Giles. Allí comenzó una relación que se mantendría hasta la muerte del general, el 1 de julio de 1974.

Fue presidente de la Cámara de Diputados de la Nación entre 1948 y 1953, vicepresidente primero de la Convención Constituyente que sancionó la Constitución de 1949, fue encarcelado por la dictadura de 1955, y dos años después se escapó de la cárcel de Río Gallegos junto a John Willian Cooke y Guillermo Patricio Kelly, entre otros. En 1958 regresó de Chile al dictarse la ley de amnistía durante el gobierno del doctor Arturo Frondizi. En 1971, Juan Domingo Perón lo nombró su Delegado Personal; en tal carácter, participó del Operativo Retorno, que logró el regreso del líder luego de 17 años de exilio.

Estando Perón proscripto, Cámpora fue la persona elegida para presentarse en las elecciones de marzo de 1973, que ganó con el 49,53 % de los votos. Una de las primeras visitas que hizo como presidente fue a San Andrés de Giles, donde dijo: "Quiero decir esto ante ustedes que son mis amigos de toda la vida, que me conocen muy bien. Hubo antes que yo treinta y nueve presidentes; tal vez, algunos más capaces que yo, pero sé que yo tengo algo fundamental, y que es la dignidad del pueblo para ejercer el poder. Lo que yo quisiera es que dentro de cuatro años, cuando termine con mi mandato, vuelva a tenderse esta mesa, y volvamos a encontrarnos todos para celebrar que hemos tenido éxito en nuestra gestión." No fueron cuatro años, sino 49 días, ya que renunciaría el 13 de julio de 1973, para que se realizaran las primeras elecciones sin proscripciones desde 1955.

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