CIENCIA

Un viaje dentro del reactor nuclear más grande del mundo

Treinta y cinco países trabajan en un centro de investigación de Francia para demostrar la viabilidad de la fusión como fuente de energía a gran escala sin emisiones de carbono.

De una punta a la otra de nuestro planeta, uno de los mayores retos científicos de nuestro tiempo es la creación de una fuente de energía ilimitada que pueda acabar con nuestras preocupaciones energéticas y la dependencia de los combustibles fósiles. La fusión nuclear, la reacción física que alimenta a las estrellas, podría ser la gran respuesta a este interrogante. Por esa razón, en un lugar llamado Saint-Paul-lès-Durance, en Francia, 35 países se encuentran colaborando para construir el Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER, por sus siglas en inglés), el más grande de su tipo en el mundo.

El combustible –una mezcla de deuterio y tritio, dos isótopos del hidrógeno– se calienta a temperaturas superiores a los 150 millones de grados centígrados, formando un plasma caliente.

El ITER está basado en el diseño soviético de confinamiento magnético llamado Tokamak, según el cual se contiene el plasma en una cámara de vacío con forma toroidal. Los fuertes campos magnéticos se utilizan para mantener el plasma lejos de las paredes, los cuales son producidos por bobinas superconductoras que rodean al contenedor, y por una corriente eléctrica impulsada a través del plasma. Uno de los grandes problemas reside, justamente, en la enorme dificultad de comprimir el hidrógeno de un modo uniforme.

La construcción de toda la planta ha estado en marcha desde 2010 en este sitio de 42 hectáreas en el campo de Provenza. Mientras tanto, en Italia, el Consejo Nacional de Investigación de Padua está construyendo dos experimentos prototipo para el calentamiento externo del plasma ITER, llamados Mitica y Spider. Estos dos bancos de pruebas ayudarán a los científicos a mejorar y perfeccionar aún más los sistemas que luego se incorporarán al reactor.

La instalación está programada para completarse en 2025 y la esperanza es que la primera generación de plasma se logre a fines de ese año. Si tiene éxito, la fusión nuclear bien podría ayudar a los países a reducir su dependencia de los combustibles fósiles, lo que conduciría a una reducción considerable de las emisiones de carbono y, por lo tanto, ayudaría a abordar la crisis climática.

Noticias Relacionadas