Italia continúa sin acuerdo a dos días de intentar celebrar elecciones

La segunda ronda de votaciones, al igual que la sesión del lunes, no arrojó un vencedor. Una de las posibilidades que sopesan los líderes de los partidos es si se puede obtener respaldo suficiente para elegir al primer ministro Mario Draghi como nuevo presidente.

Los legisladores italianos no llegaron ayer a un acuerdo en el segundo día de comicios para elegir al nuevo presidente del país, mientras los líderes de los partidos siguen sin alcanzar un consenso sobre a quién brindarle su apoyo.

El martes, 1.008 grandes electores, en su mayoría miembros del Parlamento y algunos representantes regionales, fueron elegibles para emitir sus votos; pero la segunda ronda de votaciones, al igual que la del lunes, no arrojó un ganador.

En las primeras tres rondas se requiere de una mayoría de dos terceras partes de los electores para elegir a un nuevo jefe de Estado, cuya labor es representar la unidad nacional. A partir de la cuarta ronda de votaciones, que se efectuaría el jueves, únicamente será necesaria una mayoría simple de 505 votos.

Pero incluso una mayoría simple podría ser difícil de alcanzar. Una de las posibilidades que sopesan los líderes de los partidos es si se puede obtener respaldo suficiente para elegir al primer ministro Mario Draghi como presidente.

En ocasiones anteriores, algunas elecciones presidenciales en Italia han requerido de más de una decena de rondas de votación, incluyendo una que necesitó de 23 sesiones.

Según la Constitución italiana, las primeras tres requieren un piso de dos tercios (673 votos) para definir al futuro presidente, mientras que a partir de la cuarta (de ser necesaria programada pare el jueves), el piso desciende a 505 apoyos, la mayoría simple.

Con dos grandes bloques de centroizquierda y centroderecha virtualmente empatados en torno a los 450 “grandes electores” cada uno, la clave pasará por ver cómo las distintas fuerzas logran convencer a los cerca de 140 votantes de centro y de partidos pequeños que permanecen fuera del sistema de vetos cruzados de los partidos mayoritarios.

Draghi, uno de los principales candidatos a llegar al Palacio del Quirinale para los próximos siete años, mantuvo el lunes durante todo el día conversaciones con los referentes de las principales fuerzas políticas, como Enrico Letta, del centroizquierdista Partido Democrático; Giuseppe Conte, del Movimiento Cinco Estrellas; y Matteo Salvini, de la Liga, de la centroderecha.

La estrategia del premier es tratar de mostrar un “perfil político”, luego de años de ser considerado un técnico, como reclaman muchas de las fuerzas de centro y centroderecha.

Al mismo tiempo, la llegada de Draghi a la presidencia está atada a la negociación por su eventual reemplazante al frente del Ejecutivo, tras una gestión reconocida de forma positiva por la mayoría de las fuerzas pero a la que no se vislumbra un eventual reemplazante que reúna igual cantidad de consensos.

Mattarella, de 80 años y en su cargo desde el 3 de febrero de 2015, anunció que no buscará un nuevo mandato, pese a que la Constitución lo habilita a buscar la reelección, más allá del pedido de un grupo de legisladores oficialistas para que haga un “sacrificio” y permanezca en el cargo hasta la celebración de las elecciones que en marzo de 2023 renovarán el Parlamento.

El lunes, en la primera votación, recibió 16 votos para continuar en el cargo pese a su, por el momento, resistencia. En Italia, de todos modos, el jefe del Estado tiene roles más protocolares durante el mandato de siete años y la gestión diaria recae en el primer ministro.

Por otro lado, en los últimos días se abrió el camino para que, por primera vez en la historia, una mujer pueda llegar al Palacio del Quirinale, con tres nombres que circulan como posibles presidentas.

Así, la titular del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casellati; la ministra de Justicia, Marta Cartabia; y la exalcaldesa de Milán, Letizia Moratti, aparecen con chances según las primeras conversaciones entre las fuerzas.

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